Hasta antes de que las elecciones aparecieran en el horizonte, lo único perturbador en las luchas partidistas era el proceso para que el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) se consolidara como partido político (lo que ya ocurrió) y con eso provocara una salida de militantes del PRD, del PT y de Movimiento Ciudadano, lo que también ocurrió pero aún no queda claro, pues ahora se confunde la militancia anterior y la nueva.
Pero las elecciones y la posibilidad de alcanzar otro hueso con mucha carne son otra cosa y, por lo mismo, quienes se dedican a la política dicen que todo vale, incluida la (tantas veces utilizada) traición, ya sea de compañeros de partido o de aliados.
En el PRI ahora mismo son de nuevo todos contra todos. Nadie confía en las promesas de los otros.
Y eso, para variar, seguramente llevará a una nueva debacle a ese partido, como le pasó hace casi tres años cuando ya se veían en la silla mayor y al final lloraron la derrota.
Los únicos ganadores fueron los que hoy son delegados federales, pero el resto de los priistas quedó igual, con una mano atrás y otra adelante.
Así es que creo que es mejor decir que la gran incógnita es saber por cuál partido de izquierda (o que al menos así se dice) votarán los militantes tricolores en 2015.
A estas alturas saben que no les queda otra opción.
El Poder y La Gloria
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Sin opción
La llegada de la próxima jornada electoral (que oficialmente debe ser declarada de forma oficial en el cada vez más cercano octubre) ha comenzado a provocar divisiones entre organizaciones y partidos.
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