Además, es demasiado lista para ser gata. Como ya les conté, sabe abrir puertas y desde el primer día se apoderó de la casa donde ahora vive, pero demostró también su elevado grado de civilización, pues hasta supo donde acudir para ir al baño.
Claro, tanta inteligencia no siempre es para bien: me había hecho gracia su capacidad para abrir cajas de cartón, especialmente la que sirve para guardar la computadora que utilizo cuando estoy lejos de la oficina donde trabajo.
La caja tiene forma de portafolio y -como todas las de su tipo- tiene varias pestañas que se insertan hasta darle la forma, para proteger su contenido.
Resulta que Bambina sintió también desde el primer momento atracción por la computadora. Y se las ingenió para abrir la caja de cartón donde la guardo, lo cuál a todos los testigos de la hazaña nos parecía gracioso, hasta que tuve que usar la máquina en una emergencia periodística.
Y allí me di cuenta de que lo que más le gusta de la computadora es el rico sabor del cable del cargador, que no se comió completo pero sí lo suficiente como para que ya no funcione.
Reponer el cargador cuesta 600 pesos. Uno "genérico" sale en la mitad. Y no sé si se los descontaré de sus croquetas, pero no quiero que el crimen quede impune.
Bambina finge no darse cuenta de lo que hizo, De hecho pienso que fue una venganza porque dejé de incluirla en la columna.
Lo que pasa es que me salió demasiado crítica con los políticos y quiere expresar todo lo que siente por ellos, que no es poco. Al mismo tiempo, por prescripción médica debo buscar grandes momentos de tranquilidad, lo que me llevó a pensar que incluir a bambina en la columna no era buena idea, pues tendría todo menos tranquilidad.
Pero ella no pensó lo mismo y decidió poner el remedio con sus métodos salvajes.
Hoy ya tengo un nuevo cargador y las cosas han vuelto a la normalidad, pero como ven, ese animalito es de armas tomar.