Sobre todo, para que aquellos que son analógicos no dejen de admirarlos, utilizan el trasero de los vehículos del transporte colectivo para decir que allí están.
Y extrañamente hasta ahora nadie les ha pintado bigotes ni los ha hecho chimuelos, quizá por la indiferencia que suscitan.
Las nuevas reglas electorales hacen que pocos se sepan los tiempos para hacer proselitismo y las reglas que se aplicarán. O apuestan a que a la hora de la verdad logren librar las sanciones a las que seguramente muchos de ellos ya se han hecho acreedores.
Aunque eso se comprobará hasta el mero día de la elección, creo que quienes han saturado el ambiente con su imagen no van a ganar los comicios, pues tanta publicidad creo que ha provocado el efecto contrario al que buscan.
Habrá que esperar.
Pero ojalá que lo que acabo de decir se cumpla, como justo castigo al abuso al que someten a los ciudadanos.
No merecen menos.