Nadie sabe el lugar que ocupará en Morelos el partido de López Obrador, aunque en primera instancia se intuye que le quitará votos al PRD, pero no se sabe cuántos.
Un poco más de cincuenta mil personas participaron el domingo en el proceso interno perredista, pero esa cifra no constituye el núcleo duro de la organización ya que el dinero que corrió a raudales hizo que priistas y de otros partidos también acudieran a votar, sobre todo por las planillas oficialistas.
Así es que el PRD tiene menos de 50 mil almas que le apoyen y de esas un porcentaje indeterminado tienen tatuado el escudo de Morena y por lo mismo votarán en otro sentido distinto al gobiernista.
En un estado con un millón y medio de habitantes duele pensar que el voto de tan poquita gente determine el destino de los próximos tres o seis años, pero eso provoca la apatía.
Los partidos pequeños, por supuesto, serán determinantes para dar el control del Poder Legislativo, a menos que ocurra un milagro y un sólo partido logre la mayoría de las curules.
Falta menos de un año para saberlo. De hecho, menos de nueve meses, lo que dura la gestación de un ser humano.
Ojalá y nuevamente las urnas no den a luz a las criaturas que últimamente acostumbran alumbrar.