Sentí penas que éramos muy pocos los que allí estábamos, pero el señor Roura lo arregló al decir que sería una presentación en familia. Y como la mayor parte de los asistentes eran del mundo cultural, pues así fue, con alguno que otro colado, como su servidor.
El momento giró en torno a la personalidad y trayectoria del director del proyecto presentado, pero se hicieron reflexiones importantes en torno a la importancia de los periódicos en papel y de la información cultural.
Hoy dispongo de poco tiempo (y menos espacio) por lo que sólo diré que creo que a pesar de mi escepticismo por las cosas que vive mi pobre país, aún hay esperanzas, pocas, pero las hay, de que las cosas se hagan mejor.