Hace poco escuchaba como uno de mis compañeros hablaba con emoción de cómo "el equipo de México había tenido el control de balón en el partido contra Inglaterra".
Como aguafiestas es mi tercer nombre, me acerqué para preguntarle como era eso posible si recibieron tres goles, pero él estaba necio en asegurar que los compatriotas habían tenido el "dominio del balón" y que el marcador no era tan importante.
Lo mismo pasó ayer, cuando más de una voz dijo que "les faltó tiempo", porque de otra manera habrían empatado y hasta ganado.
Esa actitud ciega me preocupa, porque ya les había platicado que el Congreso de la Unión y el gobierno federal tienen planeado realizar importantes reformas en las fechas de ese Mundial en las que juegue el equipo azteca.
Así es que además de la pena de verlos jugar como juegan, es posible que al final de un horrible partido descubramos que ya tenemos más obligaciones o menos derechos.
Y vean si no mis compatriotas insisten en vivir hipnotizados. Sólo tienen que voltear a su derecha o a su izquierda para comprobarlo.