El gobierno del PRI fue de lo peor, pero los panistas no tuvieron parangón, pues se esmeraron en romper todos los récords.
Cuántas complicidades crearon sólo ellos lo saben, pero no fueron cualquier complicidad, sino puras de alto nivel. Basta recordar en Morelos a Agustín Montiel López y a Cabeza de Vaca, cuyos jefes, por cierto, la pudieron librar.
Hoy se hacen los hipócritas y piden cuentas por el caso Ayotzinapa y otros escándalos, pero deberían hace autocrítica y asumir su responsabilidad en el deterioro del país.
No pueden evadirse, pero lo hacen, al igual que un procurador general de la república que dice estar cansado, y un presidente viajero que si bien acude a una cita importante, sólo va de observador a China, cuando el país se incendia, literalmente.
Los habitantes de México debemos dejar de ser sólo espectadores y consumidores y convertirnos en ciudadanos.
Si no lo hacemos las cosas seguirán igual: en lugar de darnos información, nos ofrecen entretenimiento. Y nadie cambia.
El Poder y La Gloria
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Con amargura
El Partido Acción Nacional tiene una deuda histórica con éste país: luego de décadas de ganar poco a poco el voto ciudadano con el discurso de combatir la corrupción de los priistas y crear una patria ordenada y generosa, cuando por fin llegaron al poder con la figura de Vicente Fox, la respuesta de ese partido a las esperanzas ciudadanas fue la omisión e (irónicamente) más corrupción, mucho más que la de sus antecesores.
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