Medio país se paralizó durante dos horas y una parte de esa mitad quedó inactiva el resto de la tarde por la ingesta de tanto alcohol.
Los dolores provocados a la sociedad por los desmanes de los políticos quedaron en segundo plano, así como el reclamo para que se castigue a los culpables de las barbaries y se den explicaciones de la casa de siete millones de pesos en la que vive Peña Nieto y familia y que está a nombre no de ellos sino de una empresa constructora beneficiada con obras de gobierno.
También dejaron de importar los actos que rebelan la hipocresía de tanto político que se dice mocho pero a la primera oportunidad le da gusto al cuerpo, yendo a contracorriente de los preceptos morales que dice defender su partido.
Todo fue secundario. Sólo importa que "México" ganó, sin darse cuenta de que México volvió a perder.
Triste y lamentable.