Para no ir tan lejos, amparados en la autonomía que la Carta Magna da a los municipios en su Artículo 115, hoy los integrantes de los cabildos se pagan sueldos de fábula y no hay manera de hacer que rectifiquen.
La autonomía municipal y otros progreso sociales terminaron convertidos en ventajas para que la clase dirigente robara legalmente el patrimonio de todos los mexicanos.
Tanta impunidad hizo que la delincuencia organizada deseara pasar de sus tradicionales nichos a compartir con sus colegas políticos, para robar sin riesgos. De allí que los narco-gobiernos se extendieron a la vista de todos los que hoy se dicen espantados.
El gasto social y la inversión pública retrocedieron porque el dinero disponible sólo alcanza para pagar los elevados beneficios de quienes "nos representan".
¿Acaso no se puede desempeñar un cargo público y obtener un ingreso honesto cercano al ingreso del promedio de la población? ¿ o ganar más sólo si se acreditan habilidades y experiencia útil para la labor desempeñada?
Así como La Unión de Morelos publicó, creo que el año pasado, que al frente de una dirección municipal de protección civil está un chef, en el organigrama de cualquier dependencia e institución pública sobran los ejemplos de gente que cobra bien a pesar de ser incapaz de dar resultados de su gestión.
Eso es lo que se debe combatir, allí está el dinero que no alcanza, allí están los excesos en uno de sus rostros más visible.
¿Por qué el presidente Peña Nieto no puede hacer una reforma constitucional que castigue con cárcel a los que ocupan un cargo público para el cuál no están preparados?
Y esa es apenas una de las muchas preguntas que quedan por hacer, y que nunca tendrán respuesta.
El Poder y La Gloria
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Escéptico
La clase política mexicana está desligada de la sociedad a la que dice representar. Ese es el problema de México.
Los políticos aprovecharon todos los resquicios de la ley a su favor al grado de llegar a poner como lazo de cochino a la propia Constitución.
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