Eso, manejarlo, les ha permitido sostenerse como hasta ahora, libres de los procesos penales que se merecen, a salvo del voto de castigo de los electores.
Esa capacidad de administración del tiempo parece que hará posible que asuntos tan gave scomo el de Ayotzinapa se olviden.
Y eso que no fue cualquier cosa la desaparición de 43 jóvenes a manos de policías. Tanto que una parte de la ciudadanía generalmente pasiva salió y sigue saliendo a las calles para decir que eso ya fue el colmo.
Sin embargo, la gestión del tiempo puede hacer que -una vez más- los responsables de ese y muchos crímenes más salgan impunes y sigan en el poder.
Para que el tiempo pase rápido, los políticos y sus cómplices se inventan todo clase de espectáculos. Para que -al contrario- transcurra con la mayor lentitud, se inventan comisiones de investigación.
Y los ciudadanos quedamos atrapados en ese magistral manejo del tiempo, cuando deberíamos ser los que marcaramos el ritmo de la vida pública, y no ellos.
No tenems que prendernos fuego para protestar, no tenemos que saquear tiendas para que nos escuchen, no necesitamos cerrar carreteras, basta con actuar como ciudadanos y asumir las obligaciones que ello acarrea.
Así de simple. No es sencillo, pero es un camino.