Definitivamente el 2014 no fue un año cualquiera y no se le olvidará fácilmente.
Incluso, realmente podemos decir que habrá un antes y un después.
El que acaba fue el año en que desde el poder decidieron regalar lo poco que quedaba de soberanía en éste país. Regalaron el petróleo y se quedó en promesa lo mismo el crecimiento económico que la rebaja de los combustibles.
Sin embargo, los que mandan esta vez se llevaron el susto de su vida, al comprobar con amargura que no todos los mexicanos somos únicamente televidentes o consumidores.
Los reclamos que aún sacuden México tomaron desprevenidos a los dueños del poder y a los políticos (no son lo mismo: los primeros mandan y los segundos obedecen. Y entre ambos nos amuelan).
Ojalá que escribamos juntos un brillante 2015. Por lo pronto, agradezco a todas las personas que se cruzaron en mi vida en los últimos doce meses.
Ojalá haya estado a la altura de las circunstancias.
Gracias y que el año que viene sea mejor para todos, porque mucha falta nos hace.