Resulta que varios personajes de la política han encontrado refugio en el partido de López Obrador y me imagino que se ofrecieron como garantía de triunfo, por lo que de inmediato les garantizaron una plaza, por encima del interés de los militantes de esa organización.
Priistas y panistas principalmente se han apresurado a presumir que serán candidatos de Morena a distintos cargos y lo presumen desde el pasado lunes o martes, para desconcierto de quienes se habían creído la propaganda.
Con estas primeras evidencias, Morena ha sido visto como la esperanza, no de México, sino de los políticos que no habían conseguido hueso en sus partidos de origen.
Debe ser muy triste para quienes militan en esa organización descubrir que, una vez más, los han engañado.
Se supone que ese partido era la gran incógnita, por el potencial de voto logrado luego de que simpatizantes del PRD abandonaron masivamente esas siglas.
Los militantes de ese y de todos los partidos vieron una vez más que son ciudadanos sin vela en el entierro a la hora del reparto del pastel, que queda desde hace demasiados años en manos sólo de las cúpulas de los partidos políticos.
Mientras, los candidatos independientes batallan con su ingenuidad en el proceso de recolección de firmas.