La defensa sindical fue el pretexto para esa terrible prestación a costillas del erario. Y no entiendo cuál es la causa por la que no se hayan puesto beligerantes, lo que me lleva a pensar que algo traman en ese sindicato que no se cansa de pedir ventajas y prebendas.
El tiempo, por supuesto, sacará pronto a la luz las razones de esa actitud tan pacifista ante una pérdida que para los afectados resulta grave.
Si creyera en los reyes magos pensaría que al fin les llegó a los representantes del SNTE una racha de ética y amor por la patria, pero eso no creo que haya ocurrido.
Lo mismo pienso de todos esos amorosos políticos que hoy piden democracia, apertura, renovación y no sé cuantas cosas más a sus partidos ante el riesgo de verse excluidos en el reparto del hueso.
Que empleados de delegaciones federales se manifiesten con cierta unanimidad sobre el mismo tema es una pista más que evidente de que están dirigidos y quizá subsidiados ilegalmente con recursos públicos.
Las pistas son tan evidentes que, al término de la elección, si los órganos electorales no encuentran anomalías en el proceso, sabré que el cambio de nombre sólo es eso, cambio de nombre.