Por lo pronto, a pesar de la cascada de acontecimientos de los últimos días, debo centrarme en el futuro y dejar el pasado para después.
Me refiero concretamente al tema de lo que le puede hacer al PRI Manuel Martínez Garrigós, quien ayer amenazó con impugnar por la vía jurídica una buena parte del proceso interno con el que los priistas buscan elegir a sus candidatos a puestos de elección popular.
Ya los recursos judiciales de el ex alcalde de Cuernavaca le hicieron daño a su partido, que por meses no podía organizarse para el proceso electoral por todos los recursos que ganó ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Aunque ninguno ha sido determinante para su causa, si ha impedido movimientos de organización y mantiene ocupados a los abogados del antes partido oficial ante el peligro de que se lleven un buen susto si se descuidan en todo el desbarajuste causado por la expulsión fulminante de Martínez Garrigós de las filas tricolores. Ahora imagine lo que puede pasar si alguno de esos recursos detiene la campaña de uno o varios candidatos.
El PRI, que no tiene lo que digamos buenos candidatos, estaría condenado a perder con más facilidad de lo que hasta ahora se puede pronosticar.
En fin, Rodolfo Becerril sabe con exactitud quien será su némesis.