Seguro a estas alturas del partido se lamenta de la mala decisión que tomó al dejar la tranquilidad de la alcaldía de Tlaltizapán, para pasar a jugar un juego que creía conocer. Y quizá lo conozca pero no a los jugadores.
Los morelenses somos una caja de sorpresas, como malamente lo aprendió en Tres Marías.
Mis paisanos, conflictivos como pocos, no dan respiro a quienes se encargan d mantener la paz en estas tierras.
Y al secretario de Gobierno le toca toda la responsabilidad en los álgidos momentos actuales, cuando los tiempos electorales son gasolina dispuesta a derramarse y arder a la menor provocación.
A diferencia de otros funcionarios, el sí está llamado a desquitar cada centavo del salario y de las prestaciones que recibe.
Confiemos en que lo haga bien y que de aquí al final del proceso electoral logre apagar a tiempo todos los incendios de tantos pirómanos profesionales que abundan en Morelos.
Y no me refiero nada más a aquellos que están fuera de las filas gubernamentales, que también dentro hay material.
Por lo pronto, que se vitamine bien y se prepare para dormir lo menos posible.