Cuatro jóvenes vestidos de forma estrafalaria -como se acostumbra en su círculo- fueron detenidos aparatosamente por los policías que viajaban en una patrulla, lo que obligó a suspender el tráfico en esa callecita.
Los revisaron de arriba abajo y como a los quince minutos los dejaron ir porque no cometieron ningún delito. También, supongo, porque una de las víctimas de esos excesos se defendió como corresponde al Siglo XXI, con su teléfono celular, con el que grababa a los policías.
Me gustaría que en alguna parte de esa misteriosa ley que se utiliza para justificar esa clase de detenciones -aunque momentánea, fue una detención- se incluyera la descripción de la indumentaria de narcos, sicarios y políticos ladrones, para que también a ellos les dé miedo andar por la calle y no sólo a los jóvenes que visten pelo largo y ropa extraña, o a los que vayan pobremente vestidos y con cara de sospechosos.
Es muy fácil reconocer aun político ladrón, por la calidad de sus prendas y calzado y las camionetas en las que suelen viajar. No creo que la Policía atrapara por error a un ciudadano como usted y como yo si tuviera en sus consignas perseguir a funcionarios corruptos.
Pero no existe tal consigna, sin embargo, sí hay una para molestar al próximo como justificación de que se combate al crimen.
Por lo pronto, los jóvenes que vivieron ese bochornoso momento pudieron seguir su camino porque no habían hecho nada. Aunque aparentaban normalidad, seguro que fue un buen susto. Lo peor de todo: inmerecido.