El problema es que ese cuantioso lucro ha sido a costillas de los contribuyentes, que han creado grandes millonarios mientras ven caer la calidad y cantidad de las obras de beneficio social.
De hecho, el sistema de entregar a empresas privadas las obras y los servicios públicos sólo ha conseguido elevar el endeudamiento de alcaldías y de los gobiernos estatal y federal.
Las obras costarían la mitad si las ejecutara el gobierno, pero entonces se acabaría el negocio y, eso, los partidos políticos con opción a lograr cargos públicos, no lo van a permitir. Jamás.
Lástima, porque ya casi matan a la pobre gallina de los huevos de oro.
Si realmente los políticos tuvieran un poco de patriotismo y ganas de servicio, ya habrían corregido esa situación, pero como no es el caso, tampoco ocurre.
Y como siempre digo: es una verdadera lástima.