Por eso seguro tratan de sumar hasta el último recurso para captar a los electores, pero eso no ha impedido que se usen las viejas costumbres de dar posiciones a los amigos, sean lo que sean.
Y eso de amigos es un decir, porque los políticos no tienen amigos, sino intereses.
Pero ese interés hace que no le piensen a la hora de dar una buena candidatura a gente como la infaltable Manuel Sánchez López, que usa a sus acarreados de los patios de la estación (los que le quedan, porque Antorcha Campesina le ha quitado parte del negocio) para asegurar que ella es buena apuesta.
En realidad difícilmente lo será. Es más probable que reste votos, porque a estas alturas del partido todos saben lo que esa señora representa, y no es precisamente algo que huela bien.
El equipo perredista al que se integró no pudo sacudirse el reparto del poder entre los grupos de ese partido, pero de que será un lastre, lo será. Y no el único.
Por lo pronto, Manuela Sánchez aspira a mantener ese gran nivel de vida del que disfruta, por al menos otros tres años
Ojalá que los ciudadanos -con su voto (en contra) le ayuden a ver la realidad.