Y es que ella en su escasa vida (biológicamente tiene un año y algunos meses, aunque su inteligencia y madurez digan otra cosa) ha tenido la oportunidad de ver y escuchar lo que los políticos prometen, lo que hacen y lo que luego vuelven a prometer.
Eso le ha provocado un enorme desconcierto, pues mira como los partidos que aprobaron la reforma fiscal hoy ofrecen que regrese el Régimen de Pequeños Contribuyentes, los Repecos, mientras que los priistas -con frases misteriosas- hablan de seguridad y otras cosas que como gobierno no han sabido dar a la sufrida población mexicana.
Bambina, tan sensible y observadora, ha confirmado en su primera campaña electoral que los políticos son humanos -si es que son- de otra especie. Incapaces de sentir compasión por el prójimo, no se tientan el corazón para mandar sus carros de sonido a todas horas y al volumen más alto para recetar a los electores sus cancioncitas y frases carentes de ingenio y de contenido.
La pobre felina ya se hartó de toda la campaña electoral, que para ella resultó peor que sus peores pesadillas. No tuve corazón para decirle que falta lo peor.
Pero por lo menos comparto por aquí ese sentimiento de Bambina, que seguramente usted percibe en todo su esplendor.