Pero la mayor parte de los avances, que hacían soportable la dictadura priista y los doce años de imposición panista, desaparecieron de un plumazo los últimos dos años.
Hoy nos encontramos igual que otras naciones socialmente atrasadas.
En la economía, los salarios que se pagan ya son más bajos que los de China, por ejemplo. Y eso es un enorme retroceso.
Décadas de esfuerzo y sacrificio fueron sepultadas con el simple acto de votar que realizaron senadores y diputados federales carentes de amor a su país y llenos de deseo por agradar a sus amos.
Y hoy nos vuelven a hablar bonito -sin sustancia, sin complicaciones- porque han apostado a repetir su buena vida por al menos otros tres años.
Ojalá y no se les haga, porque hasta ahora han demostrado con creces de lo que son capaces.
Si usted acude a votar y emite su sufragio a pesar de las incomodidades intencionadas que encontrará, el mundo puede cambiar un poquito.
Ojalá que se dé el tiempo y el gusto de ayudar a hacer Historia, con mayúscula.