El caso más extremo es el de Gustavo Rebolledo, que llegó a ganar dos elecciones de manera directa (la primera fue una regiduría, que son de representación proporcional) a pesar de que para ser candidato a diputado tuvo que pagar las deudas que habían provocado varias denuncias en su contra. En su última elección -de diputado a alcalde- ganó a pesar de que él había vendido a su partido en el Congreso para favorecer al gobernador panista Sergio Estrada.
Hoy es candidato nuevamente, pero ese título ya no le ha conferido la respetabilidad de otras ocasiones. Los electores están más que cansados.
Quizá sea mejor voltear a ver a personas como las que ayer ayudaron a la joven mujer que no alcanzó a llegar a un hospital para que naciera su hijo.
Ella fue auxiliada por vecinos y servidores públicos de forma desinteresada. Un policía coordinó la ayuda, una enfermera aportó su conocimiento profesional y mucha gente ayudó con lo que pudo en un gesto que demuestra que no todo está perdido en este país.
Algunos de esos héroes cívicos quizá debería postularse a un cargo público. Probablemente carecería de la experiencia para ocupar el cargo, pero quienes dicen tener experiencia han causado grandes destrozos porque no tienen corazón ni valor, lo que sí hay en los que rescataron a esa madre y a su bebé.