Tal es el caso de la secretaría estatal de Turismo, donde opera (es un decir) una muchacha que no llegó al cargo por sus habilidades en la materia que le toca encabezar, sino por otras razones desconocidas que han hecho que el presupuesto destinado al área esté en manos inadecuadas.
Lo anterior podría no ser tan grave si se tratara de otro lugar que no fuera Morelos, donde parte de la economía descansa sobre el turismo.
Mónica Reyes Fuchs ha demostrado en los pocos meses en el cargo su escaso conocimiento del tema pero también su gusto por disfrutar los privilegios del puesto. Claro, relevarla y poner a alguien que está en la secretaria no sería la solución porque en el escalafón creo que sigue José trauwitz, cuyo casi único mérito es jugar al golf, y que poco ha aportado a la sociedad que le paga desde sus cargos públicos obtenidos más por sus nexos de amistad que por su buen desempeño y currículum.
Aparte, sobre la secretaría hay una gran sombra de duda por acciones que tienen que ver con negocios sospechosos de lucro excesivo y en las que quizá no por casualidad ella había laborado antes. La Unión de Morelos hace algunas semanas documentó uno de esos posibles excesos.
Creo que es un tema que amerita más espacio, pero también la atención necesaria para que las cosas se corrijan.