La pobre no podía ni disfrutar de un buen sueño en su ugar favorito del jardín porque se aparecían de repente carros de sonido con su estruendo para cantar las falsas virtudes de candidtaos y candidatas. O pasaba una mano a arrojar por el barandal papeles con propaganda de todo tipo de partidos y aspirantes a cargos de elección, la mayor parte de los cuales tenía textos ridículos y hasta con faltas de ortografía, lo que para ella - una purista del lenguaje- era provocar aún más su justificado enojo.
Pero hoy está de malas porque esas cosas no se acaban. De hecho, teme que el gobierno -al ver lo distradiso que estamos los ciudadanosd con esas cosas- use el tema electoral paradarnos nuestra dosis de circo (sin pan) en lugar del futbol, los "realitis" o los "escándalos" cursis de los "artistas" de clase mundial que tenemos.
Espero que con esa clarividencia que la ha caracterizado no tenga razón. Que nos ofrezcan bochornosos casos electorales todo el año sería una verdadera tortura. Aunque Bambina dice que los humanos somos tan sumisos que hasta las gracias daremos. Suena como es: horroroso.