Estoy a la espera de saber qué maniobra (sucia, por supuesto, ya que él no conoce ninguna que sea limpia) usará Graco Ramírez para tratar de salir del embrollo en que la soberbia, pero sobre todo la deshonestidad, lo han metido.
El gobernador podría tener todo el derecho del mundo a ser un soberbio, porque si hiciera las cosas bien y respetara el dinero público la gente soportaría sus desplantes. Pero todos sabemos que él ha rebasado los límites.
Tristemente eso se veía venir cuando le puso vidrios blindados a su ventana en el Palacio de Gobierno. O cuando le quiso cambiar los nombres a todo, incluida la sede en la que dice trabajar.
Pero la esperanza y el hartazgo que dejó el PAN tras doce años de desgobierno fue mayor que el recelo y quizá por eso hoy estamos en un camino sin salida: la única economía que ha mejorado es la de sus funcionarios de primer y segundo nivel y todos los parientes de ellos. El dinero público ha servido para buenos negocios privados.
La inacción de las instituciones que deberían controlar esos excesos ayuda mucho a esa negra causa. Los conflictos de intereses están hasta en el órgano que debe velar porque no existan, precisamente, esos conflictos.
En pocas palabras, los que le deben vigilar las manos a Graco y compañía fueron sus subordinados o sus compañeros de partido. Y es obvio que lo quieren mucho.
La marcha universitaria de hace unos días mostró a un gobernador asustado, que sólo puede salir a la calle con escoltas y en sitios previamente arreglados para su disfrute, pero necesitado de seguir en el poder.
Esa es la parte interesante: su reacción a esa y otras protestas marcará su futuro inmediato, y el de la entidad. En lo personal no creía en los rumores que dicen que se irá pronto a buscar otros aires (y que él acaba de desmentir) porque así como necesita el oxígeno, así también requiere del fuero constitucional para vivir en libertad.
Por lo pronto aprovechó las ventajas del poder para acercarse al papa Francisco, a la espera de que se le haga el milagro de que los morelenses perdamos nuestra ya escasa capacidad de percepción y se incremente nuestra tolerancia al sufrimiento. Espero que no se lo concedan.