Igual lo están aquellos que son parte del sistema político en turno y que se han beneficiado por eso.
Incluso serían ruines si no acudieran a dar las gracias por los favores recibidos.
Hasta allí todo está bien. Lo único que no debieron hacer es utilizar recursos públicos para su marcha, ni forzar a la gente bajo su dominio a acudir, ya sea porque son empleados o beneficiarios de programas sociales.
Todos los que están ligados al PRD de Morelos están en su derecho de marchar y hacer cualquier tipo de acción lícita para darle lustre a la (manchada) imagen de su jefe.
Pero es evidente que entonces no parecería marcha, sino apenas un paseo dominical, porque los únicos que han progresado en Morelos en los últimos tres años son muy pocos.
El grueso de los asistentes no fueron por su voluntad y además, repito, se usaron recursos públicos para movilizarlos. Y allí está lo condenable.
Por supuesto, pudieron haber cometido delitos al organizar esa muestra de agradecimiento, pero no pasará nada, porque si alguien delinquió para cumplir el capricho del hijastro de Graco deberá ser acusado ante la Fiscalía, que no por casualidad está a cargo del sobrino de Graco.
Así es que ante tanta evidencia, sólo queda la condena moral, y poco menos.