El edil aseguró que se ha enfermado, pero también asegura que es "adicto al trabajo".
El problema es que se ha cansado de ejercer un cargo que desde hace años había buscado y que por fin logró, para el que nadie le obligó a competir y en el que se comprometió a muchas cosas.
Quizá no sea el único de sus homólogos que se ha cansado y otros, sin decirlo, aplican su misma fórmula de trabajar menos a pesar de que tienen excelentes ingresos para desempeñar el trabajo para el cual no están calificados, pero que aun así disfrutan al máximo.
Lástima que no exista ningún mecanismo para sancionar ese "cansancio" y ese hastío. Aunque la ley sí contempla premios, como la posibilidad de reelegirse.
Por supuesto, el alcalde de Zacatepec tiene todo el derecho a cuidar de su salud, pero los gobernados tienen todo el derecho a tener un alcalde que se comprometa a desempeñar las labores que juró cumplir.
Quizá sería sensato que llamara al suplente, para que tuviera todo el tiempo del mundo para dedicarle a la salud, a la familia, a los proyectos personales... a lo que quiera, pero sin el sueldo que recibe.
Es lo menos que sus electores se merecen.