Ayer el secretario del Ayuntamiento, Carlos Caltenco, y quien fuera el coordinador de la campaña electoral de la hoy occisa Anastasio Solís Lezo, ofrecieron una rueda de prensa en la que expusieron algunas razones por las cuales el asunto debería esperar por lo menos hasta el 19 de enero, en primera instancia, porque así lo decidió en sesión el nuevo cabildo.
En las líneas de investigación sobre el artero crimen, dirían, existen ciertos indicios que aconsejan ir posponiendo la asunción en el cargo de parte de ella, aunque conforme a la ley, así debiera ser. Y bueno, la aparición de ambos también obedeció a que el Tribunal Estatal Electoral, donde los interesados en que la suplente tome ya protesta interpusieron un recurso precisamente para acelerar esa determinación, aplace un poco su dictamen.
Entonces pues aquello necesariamente tomará dos caminos: el legal y el político. Éste último consistente en que el caso llegue hasta el Congreso local, que sería la instancia que decidiría a quien nombrar como edil, luego de que el gobernador enviara una terna al respecto.
Y la respuesta de Caltenco en relación a quienes fueron los responsables materiales de tan abominable hecho, fue contundente, “se trató de una célula del cártel de Los Rojos, lo sabemos, porque nosotros mismos participamos en su captura, pero necesitamos saber quiénes fueron los que intelectualmente tramaron el suceso”.
Y agregaron que “sí apreciamos que pudiera ser una composición del grupo de delincuencia organizada, pero con la intervención de algunos personajes de cuello blanco de perfil político”. O sea, entre las líneas de investigación hay una que lleva a la consideración de que el delito en comento, tuviera su origen en la descomposición con la que se condujo el Ayuntamiento anterior, que llegó al final con una serie de conflictos, presuntos desvíos presupuestales –sólo en materia de recursos federales, unos 80 millones de pesos- y quebranto financiero, que del mismo modo se estima, benefició a unos cuantos personajes.
Pero además, en el caso de Irma Camacho cometió un pequeño error que pudiera costarle el cargo. Ese mismo primero de enero por la noche, cuando, tras haber tomado protesta como alcaldesa, Gisela llamó a sesión urgente de cabildo, hizo diversos nombramientos, entre ellos el de su suplente, como directora de la estancia de la mujer.
Aseguran que legalmente debió renunciar a dicho cargo el mismo día que se conoció del asesinato de Mota Ocampo, no lo hizo hasta un día después y legalmente eso le impediría reclamar el puesto. Pero quizás el mayor inconveniente que la señora tiene es de corte social, porque a nivel de población, ya también se corre la versión de que el crimen pudo ser por lo que comentábamos líneas arriba, intereses políticos y económicos relacionados con el grupo del ex edil Miguel Ángel Colín Nava y la posición mayoritaria en Temixco es contra su ascenso, al estimar que ella daría continuidad a los acuerdos vigentes en el pasado, además de propiciar impunidad.
Por la frescura del suceso, moralmente hay un fuerte apoyo en el sentido de que sea la madre de Gisela, Juanita Ocampo, ex regidora, quien ocupe el espacio de su hija y dicha tendencia llega ya incluso a buena parte de los diputados locales. Incluso, en lo que tiene que ver con los móviles del asesinato, en ese municipio se hacen preguntas, como ¿a quiénes benefició su sacrificio? Y hay dos o tres figuras que aparecen de inmediato, por eso el sentimiento de la gente.
BLANCO DA LOS PRIMEROS PASOS
Y en otro asunto, no obstante la serie de obstáculos que viene enfrentando el presidente municipal de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco Bravo, está dando los primeros pasos hacia el cumplimiento de un proyecto pensado en rescatar a la ciudad capital del rezago en el que se encuentra inmersa.
Comenzó por la parte de la recuperación de calles y avenidas, algo suficientemente significativo si se quiere pensar en la dignificación de una ciudad que empezó a sufrir deterioro intenso en su vialidad por falta de mantenimiento, a grado tal que algunas de sus calles están intransitables.
Pero por encima de eso, el trabajo de recuperación se da hasta ahora en dos accesos primordiales: la avenida Domingo Diez, una de las puertas de entrada de los visitantes procedentes de la Ciudad de México al corazón de la metrópoli; y la avenida Universidad, acceso inevitable a la máxima casa de estudios Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM).
Estratégicamente parece estar haciendo lo correcto y eso seguramente le está acarreando excelentes dividendos sociales y políticos, porque pensó en atender, además a quienes viven en las colonias aledañas a la comunidad universitaria. A decir del rector Alejandro Vera Jiménez, quien acompañó a Blanco Bravo en el arranque del reencarpetamiento, los beneficiados son algo así como 100 mil habitantes.
Desde luego que son muchos más los conflictos que padecen los cuernavacenses, como el que tiene que ver con el abastecimiento del agua potable, la seguridad pública o la recolección de basura, pero insistimos, se nos antoja que el pegarle a la mejora de la vialidad es una acción bastante acertada.
Y a pesar de que sus enemigos intentan descalificarlo, con el argumento de que no es político, ni trae proyecto, va demostrando lo contrario. Claro, la mayor dificultad que tiene que sortear es la financiera, porque lo que no hay en la comuna es dinero, sólo deudas y entonces deberá administrar muy bien lo poquito que hay.
Pero en el área competente, la de finanzas, tiene a una figura con sobrada experiencia y capacidad, que además no sólo fue secretario de Finanzas y Planeación en el gobierno estatal en el caso de los sexenios panistas, ya había hecho lo propio en el mismo Ayuntamiento, en el trienio de Sergio Estrada 1997-2000, hablamos de Alejandro Villarreal Gasca, pieza clave en el control monetario interno.