Independientemente de que se esclarezca el grado de responsabilidad que existe en el grave percance que dejó a merced de las llamas la mercancía y los mismos puestos, es necesario que como consumidores hagamos presencia una vez que se limpie el lugar.
Una parte importante de la economía de Cuernavaca tiene su centro en ese tradicional mercado y el flujo de dinero que por allí pasa debe reactivarse.
Los comerciantes deberán hacer un importante esfuerzo para reponer sus instalaciones y mercancía, pero puede servir para renovar el servicio que dan desde hace tantos años.
Los ciudadanos tenemos que acercarnos y comprar allí, porque es con ese tipo de participación como podemos superar los momentos de adversidad que nos aquejan.
Una vez de regreso a sus labores, podrán rescatarse empleos, lo mismo de la gente que allí trabaja que de las empresas proveedoras, que son muchas.
No se quede atrás. Hagamos un esfuerzo por renovar algo que forma parte de la tradición de Cuernavaca y aprovechemos esta situación mala para modificar muchas de las cosas que no se hacían bien en el mercado. Es, como pueden apreciar, una buena oportunidad para empezar de una forma mejor.