Por supuesto, también se deben extremar precauciones para evitar que por un exceso ocurran accidentes irreparables.
Nuestros jóvenes, sobre todo, deben ser advertidos de las consecuencias de sus actos, a fin de asegurar unos festejos llenos de alegría y felicidad.
Mucha gente trabaja en los cuerpos de seguridad y de rescate para garantizar la seguridad en las carreteras y en los lugares públicos, aunque a nosotros nos toca poner nuestro granito de arena.
Debemos hacer de esta Navidad una fiesta inolvidable, donde reine el espíritu de paz conforme lo marca la tradición.
Sobre todo les pido asegurarse de que sus hijos sepan las consecuencias de excederse en el consumo de bebidas alcohólicas.
Por lo pronto, me da mucho gusto poder desearles por este medio una muy feliz Navidad. Que la paz, la tranquilidad y la salud reinen en sus hogares.