Hoy me da mucho gusto recomendarles la lectura del artículo que cada lunes nos envía la Academia de Ciencias de Morelos, (en la pagina 42 de éste periódico) donde los prestigiosos científicos que la forman le dan voz a un joven de bachillerato que tuvo la oportunidad de estar cerca de un Premio Nobel y escuchar de viva voz sus enseñanzas.
El texto, como todos los que ocupan esa sección, es muy ilustrativo de cómo la educación puede cambiar la mente de los jóvenes y llevarlos a nuevos niveles de entendimiento y de ambición.
De esa lectura se desprende la necesidad de incentivar aún más la enseñanza, a fin de que más niños y jóvenes tengan acceso a ideas que vayan por encima de lo que ahora reciben en la televisión.
Por otra parte aprovecho también para incitarlos a que lean a otro colaborar destacado de La Unión, el doctor Emilio Zebadúa, un reconocido investigador de temas educativos, quien señala (en la página 19) que la mala situación de la enseñanza pública viene de los años ochenta, cuando las autoridades dejaron de invertir recursos para un fin que debería ser prioritario, y hace un apunte de lo irónico que resulta que los países que estaban más atrasados que México comenzaron a invertir en educación al mismo tiempo que nuestro país hacía lo contrario.
Supongo que no se tiene que decir mucho respecto a los resultados obtenidos. Artículos como el citado seguramente deben ayudar a las autoridades a establecer prioridades y corregir el rumbo, para evitar que nuestra patria padezca los males que hoy la aquejan y que en mucho tienen su origen en el abandono de una enseñanza de calidad.
Los invito a reflexionar sobre ambos temas que coinciden en lo que se necesita para tener un mejor escenario para quienes habrán de sucedernos en la responsabilidad de llevar a buen puerto a nuestra sociedad.