Tengo entendido que los profesores, sobre todo de las escuelas públicas, sufren mucho por este tipo de conductas, ya que los alumnos se ponen de acuerdo para enfrentar su autoridad y dejar a un lado la búsqueda del conocimiento.
Al mismo tiempo y por múltiples razones los maestros han aceptado la pérdida de autoridad y ya todos sabemos el resultado terrible que eso ha traído a nuestra sociedad.
Así, hay más de una generación entera de gente que considera una obligación trasgredir las reglas y portarse como quieren, sin importar los demás.
Todo eso ha creado una cultura de insensibilidad que terminó por llenarlo todo y que causa muchos problemas.
Por eso debemos recobrar el valor de todo aquello que no sólo nos daba identidad, sino nos permitía convivir con nuestros semejantes en una atmósfera propositiva.
Eso de “portarse mal”, era en otro tiempo caer en algunos excesos sin consecuencia, hoy significa incluso delinquir.
Debemos regresar a las cosas que no se salen de control, es necesario encontrar la justa medida, para poco a poco recobrar la tan ansiada tranquilidad.
Como siempre les digo: con el trabajo de todos lo podremos lograr. Y el ejemplo, claro, empieza en casa.