Hoy su mayor interés está en lo que reciben a través de las computadoras y los teléfonos, por lo que –además de valores morales y cívicos- les hace falta un mayor contacto con la realidad.
Debería, por ejemplo, promoverse la enseñanza de la música, algo que en las escuelas se limita a cosas muy simples y desmotivadotas. Igual el deporte en muchas escuelas ya no es una prioridad y por lo mismo los niños y jóvenes no hacen el ejercicio necesario, mientras los programas para combatir la obesidad no son suficientes para atacar a fondo el tamaño del problema.
La escuela, como vemos, ha dejado de ser el lugar donde se formaban buenos ciudadanos. Hoy se requiere de la participación decidida y entusiasta de los padres para complementar un trabajo que antes era compartido y que hoy recae con mayor peso en el hogar.
Repito que las nuevas formas de comunicación, como las redes sociales, también tiene mucho que ver con el nuevo comportamiento de los jóvenes, lleno de insensibilidad y de desprecio hacia sus congéneres, hacia los desválidos y hacia los bienes ajenos, por citar algunas cosas.
Pero a través de la apreciación artística pueden generar una sensibilidad adicional que los lleve atener respeto por el próximo y a contribuir a engrandecer la patria de la que forman parte y que hoy desdeñan.
Valores cívicos, valores morales y todo lo que les haga voltear a su alrededor bien podría ser la fórmula para construir con las nuevas generaciones un mejor país. De verdad, es necesario.