Hasta las condiciones sanitarias –no se diga las económicas=- mejorarán en cuanto crezcan los niveles de educación de la sociedad mexicana. Tenemos que superar el concepto de sólo aspirar a que todos sepamos leer y escribir.
Si seguimos d esa manea, sólo estaremos formando personas aptas para desempeñar trabajos sencillos y mal remunerados. En cambio, recibir una mejor enseñanza nos dotará no sólo de trabajadores, sino de gente pensante que pueda resolver con un enfoque local los grandes problemas que nos aquejan.
Pero también debemos recuperar la enseñanza de la música, la apreciación por las artes plásticas, el desarrollo de la sensibilidad de los jóvenes, a fin de que todo eso contribuye a que superemos el clima actual.
A toso nos conviene tener una población bien formada y sensible, que trabaje de forma honesta y decidida para conseguir todo aquello que le hace falta y no que los busque por caminos aparentemente rápidos y fáciles que sin embargo resultan dañinos para quien los usa y para los demás.
La educación, repito, es la clave del desarrollo. Por ejemplo, las personas con mayor escolaridad cuidan más su salud, lo que constituye un ahorro para el sistema sanitario.
Lo que sobran son ventajas, pero la autoridad debe darse cuenta de eso y actuar en consecuencia.
Todo esto lo digo porque en estos momentos a nivel federal se discute el presupuesto 2012, en el que esperemos se contemplen muchos recursos para la educación pública, sobre todo porque ese dinero no será un gasto, sino una inversión.