Por eso cuesta trabajo entender cómo es posible que cada vez se gaste menos y se privilegien gastos que pueden ahorrarse porque no son prioritarios.
Ahora que es un año electoral los ciudadanos debemos pedir a todos aquellos que buscan un cargo público a que hagan un compromiso para que atiendan lo prioritario y canalicen de la mejor forma posible el poco dinero disponible.
No es el momento de tomar las cosas a la ligera. Hay muchas cosas prioritarias, pero dentro de todas ellas invertir en educación, ciencia y cultura es pensar en el futuro.
Con el pretexto de lo inmediato no debemos perder de vista ese camino. Mejor dicho: quienes tiene en sus manos tomar las decisiones sobre los recursos públicos deben intentar hacer el esfuerzo a fin de no afectar tanto las expectativas de las próximas generaciones y del país entero.
Y no es broma. Ya he comentado en muchas ocasiones que otros países a los que hace treinta años superábamos en lo económico a su vez nos dejaron atrás gracias a que invirtieron en los renglones que aquí señalo.
El tema es muy amplio y los invito a tomarlo como referencia para reflexionar.