Para ser precisos hablaba de la ausencia de previsión en nuestra cultura y las consecuencias que eso nos ha traído.
Por eso considero que el momento que vivimos es adecuado para presionar a los políticos a efecto de que esa carencia, la previsión, sea introducida como una norma obligatoria, pero que también tenga efectos prácticos, a fin de erradicar vicios muy marcados y costosos, como proyectar las obras necesarias a un tiempo máximo de seis años, cuando no de apenas tres, y dejar en el olvido las obras que realizaron los gobernantes que dejan el poder.
Esa ruptura por un lado y la falta de planes que vayan a varios decenios de distancia acabó por romper, entre otras cosas, el delicado equilibrio ecológico de Morelos, que se llenó de casas construidas en lugares inadecuados o sin los servicios públicos elementales.
También ocasionó una serie de cuellos de botella en áreas como la vialidad o la educación. Si se hubieran hecho planes a más de veinte años con su respectivo seguimiento, hoy, lugares como la colonia Alta Vista de Cuernavaca, para no ir tan lejos, tendría mas de un acceso importante y no prácticamente una sola calle que siempre está congestionada.
En fin, hay mucho qué decir del tema y por lo mismo, abundaré en la próxima semana.