En 1930 luego de una década de inestabilidad Morelos retorna al orden constitucional, el historiador Carlos Lavín Figueroa describe así ese proceso: “A la renuncia obligada de Ambrosio Puente como gobernador provisional, quien ya tenía tres años en el poder y evitaba elecciones para perpetuarse en el poder aduciendo que no había condiciones propicias para efectuarlas y al intentar autonombrarse candidato para las elecciones constitucionales, se le obligó a renunciar, su dimisión fue dada a conocer el 3 de marzo de 1930 por don Emilio Portes Gil, entonces secretario de Gobernación, quien de inmediato presentó una terna para elegir Gobernador. El día 6, en sesión extraordinaria del Congreso Federal, se presentó una terna integrada por Valentín del Llano que había colaborado con Pascual Ortiz Rubio en la Dirección de Bienes Nacionales, Abelardo Flores que era presidente municipal en Cuautla; y don Carlos Lavín, empresario y administrador de rentas del Estado. Finalmente la terna oficial para votación fue: Abelardo Flores, Carlos Lavín y Refugio Bustamante. Resultó electo por gran mayoría don Carlos Lavín Aranda, sólo cuatro votos de Abelardo Flores y ninguno para Refugio Bustamante. Fue así designado Carlos Lavín Aranda Gobernador Provisional Constitucional del Estado de Morelos por la Comisión Permanente del Congreso de Los Estados Unidos Mexicanos, tomando posesión en el mismo Congreso en la Ciudad de México el 6 de marzo de 1930 a las 12:50 horas. Despachando en el Palacio de Cortés, don Carlos Lavín tuvo como principal misión convocar a elecciones para regresar el orden constitucional al estado de Morelos, su gobierno fue efímero pero de grandes resultados. Restablecimiento del orden constitucional. Después de la Revolución y diversos conflictos, el gobernador Lavín convoca a elecciones para el 20 de abril de 1930, fue uno de varios actos para terminar de pacificar al estado, además, durante su gobierno ordena la primera escultura de Emiliano Zapata como reconocimiento oficial al Caudillo del Sur, sus antiguos correligionarios aceptaron este homenaje, donde se muestra al General Zapata como héroe nacional protector del campesino. Los restos del caudillo serían colocados posteriormente en la base de esta escultura que fue inaugurada en 1932 por el siguiente gobernador Don Vicente Estrada Cajigal”.
Pasaron desde 1914, una veintena de gobernadores interinos y fueron 17 años en los que no se realizaron procesos electorales en Morelos, Victoriano Huerta declaró territorio a esta entidad.
Los gobernadores de Morelos, durante los 70 años que en el Siglo XX gobernó al país el Partido Revolucionario Institucional (PRI), enfrentaron un mismo reto, simpatizar y empatar con el presidente con el que les tocaba gobernar, uno de los últimos anuncios que realizaba el Presidente de la República antes de que se conociera el nombre de su sucesor, era el del candidato al gobierno de Morelos.
A Jorge Carrillo Olea lo designa Carlos Salinas de Gortari a finales de 1993, para el 6 de marzo de 1994 realizaba sus últimos actos de campaña como candidato del Partido Revolucionario Institucional, el Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional y el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, sus adversarios fueron por el Partido de la Revolución Democrática, Julián Vences Camacho; y por el Partido Acción Nacional, Luis Miguel Santamaría.
Ese fue el último proceso electoral local que se realizó bajo la conducción de las autoridades estatales, el responsable del conducir el Consejo Estatal Electoral fue el también secretario de Gobierno Alfredo de la Torre y Martínez, fue el último que cumplió con la encomienda de tradición y nunca documentada de que el “triunfo priista” debía ser claro y contundente.
El mensaje que escucharon los priistas de Morelos y de todo el país por parte de su candidato a la Presidencia de la República, tuvo impacto inmediato y fue considerado como parte del relanzamiento de una campaña presidencial que inició de forma tropezada por el impacto que generó la irrupción del Ejército Zapatista de Liberación Nacional desde Chiapas para el mundo, y las consecuencias de la actitud de indisciplina que al interior del “aplanadora”, observó el ex jefe de gobierno del Distrito Federal, Manuel Camacho Solís, cuando se le “ordenó” apoyar la decisión presidencial de que el candidato era el entonces secretario de Desarrollo Social y ex presidente del CEN del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta.
La estructura de (in)comunicación virtual no existía, los priistas y el pueblo en general se enteró de todos los sucesos que se dieron durante 1994, por los tres medios de comunicación tradicionales: los periódicos (se leían más que hoy), la industria de la radio y la televisión, inmersas en la construcción de una cultura de espacios noticiosos que hoy ante las redes sociales deben revisar (en 1983, el premio nacional de periodismo por noticia se le entregó al reportero Vicente López Segura por ser el primero en informar a final de 1982 que el candidato a la presidencia por el PRI era Miguel de la Madrid Hurtado).
El aniversario 65 del PRI en el Distrito Federal se realizó en domingo, lo que permitió la celebración de un “magno evento”, al que acudió toda la “clase política”. En Morelos la ceremonia de aniversario de la fundación de aquella organización, se realizó siempre luego de la “Fiesta Nacional”, el gobernador en turno adaptaba el mensaje que el Presidente de la República daba a sus correligionarios, a las necesidades locales y siempre era en el mismo sentido. “La Dictadura Perfecta” no aceptó las indisciplinas, el eterno dirigente cetemista Fidel Velázquez declaró en la década de los setentas: “El que se mueve no sale en la foto”, comentario de cara a la inmovilidad del gabinete presidencial en los tiempos previos a la designación del “tapado” (así se refería el pueblo al abanderado presidencial del PRI, en la etapa previa a la nominación, cuando sólo el presidente conocía su nombre).
El mensaje que escucharon los asistentes contiene expresiones que son vigentes y deben ser atendidas por los integrantes de todas las fuerzas políticas actuales, fueron parte de reclamos sociales con una importancia diferente a la actual, hace dos décadas la inseguridad pública generalizada estaba en un nivel inferior. La sociedad advirtió que el ingreso al Tratado de Libre Comercio con Canadá y Estados Unidos, generaba expectativas económicas indispensables para atender demandas sociales y pospuso la revisión de la agenda política que exigía una revisión de la “dictadura perfecta”.
LA REFORMA DEL PODER
La propuesta política que expuso el candidato priista en aquel documento fue: “Debemos admitir que hoy necesitamos transformar la política para cumplirle a los mexicanos.
Proponemos la reforma del poder para que exista una nueva relación entre el ciudadano y el Estado. (El Estado sigue considerando “menores de edad” a los pobladores del país, los habitantes por su parte evitaron asumir las responsabilidades y los compromisos para declararse en ciudadanos).
Hoy, ante el priismo de México, ante los mexicanos, expreso mi compromiso de reformar el poder para democratizarlo y para acabar con cualquier vestigio de autoritarismo. (Hoy existe un autoritarismo de partidos, sin tener la sociedad la protección de una ley de partidos que someta la corrupción y la impunidad de los militantes de todos los partidos políticos).
Sabemos que el origen de muchos de nuestros males se encuentra en una excesiva concentración del poder. Concentración del poder que da lugar a decisiones equivocadas, al monopolio de iniciativas, a los abusos, a los excesos. Reformar el poder significa un presidencialismo sujeto estrictamente a los límites constitucionales de su origen republicano y democrático. (La Reforma Política realizada dentro del Pacto por México, es cuestionada por la reconcentración de poder electoral que le reintegra a la Federación, lastimando la endeble soberanía política de los estados que no logran una soberanía financiera).
Reformar el poder significa fortalecer y respetar las atribuciones del Congreso Federal.
(Las atribuciones que se fortalecieron en el Congreso Federal dieron mayor poder a las burocracias de los partidos y no a los integrantes de las legislaturas, quienes siguen sometidos a los mandatos de sus organizaciones).
Reformar el poder significa hacer del sistema de impartición de justicia, una instancia independiente de la máxima respetabilidad y certidumbre entre las instituciones de la república. (La prevención del delito, la procuración y la impartición de justicia, así como la reinserción social, son el mayor fracaso de las “políticas públicas” implementadas por los gobiernos “democráticos” de las últimas dos décadas, Morelos es vanguardia en la materia).
Reformar el poder significa llevar el gobierno a las comunidades, a través de un nuevo federalismo. Significa también nuevos métodos de administración para que cada ciudadano obtenga respuestas eficientes y oportunas cuando requiere servicios, cuando plantea sus problemas, o cuando sueña con horizontes más cercanos a las manos de sus hijos.
(El “federalismo” que se implementó, provocó el quebranto financiero de los municipios a los que se pretendió fortalecer, una de las razones por las cuales es considerado en Morelos el proyecto del reagrupamiento de la estructura para la prevención del delito, es el desorden que en los cabildos se generó con el desaseado manejo de los recursos federales destinados a la Seguridad Pública, con el manejo de los sistemas de agua potable y de todos los servicios municipales, incluida la recolección de la basura, sucedió lo mismo).
Estos son mis compromisos con la reforma del poder. Es así como yo pienso que cada ciudadano tendrá más libertades, más garantías, para que sus intereses sean respetados; para gozar de seguridad y de una aplicación imparcial de la ley. (Los mayores reclamos que enfrentan los gobiernos de todos los partidos políticos tienen sustento en la perdida de las libertades y las garantías, así como en el sentimiento de que no existe seguridad y la aplicación de la ley es sólo para quienes pueden pagarla, quienes critican en Morelos el proyecto de juicios orales, aseguran que su implementación “elevó las cuotas para la comercialización” de la justicia).
Hemos alentado acuerdos entre partidos, hemos planteado revisar el listado electoral, hemos solicitado la participación de observadores en todo el proceso electoral y la integración de un sistema de resultados oportunos. (En 1996 se realizó una reforma que estableció la ciudadanización de los procesos electorales, en 1988 la comunidad internacional cuestionó el resultado de la elección presidencial, en 2006 el desaseo del proceso electoral provocó que la votación arrojara un resultado con una diferencia de menos del uno por ciento. Rindieron protesta dos presidentes: uno legal, en una ceremonia “atípica”; el otro “legítimo” en una pintoresca ceremonia, el “sospechosísmo” de la elección de 2012, provocó la “refundación de las estructuras electorales, quedó demostrado que sin una ley que los someta, los integrantes de los partidos políticos no son capaces de construir acuerdos políticos y cuando los construyen no los respetan). Por eso es que también hemos resuelto dar transparencia a todos nuestros gastos”. (Dentro del Pacto por México se acordó la creación de una estructura anticorrupción para atender el tema de la opacidad del manejo de los recursos públicos, al inicio de su gestión el presidente saliente Carlos Salinas de Gortari encarceló a la dirigencia del Sindicato de Petróleos Mexicanos, se exhibieron los excesos del entonces secretario general Salvador Barragán Camacho, la fortuna que afirman ha logrado integrar el sucesor por designación presidencial Carlos Romero Deschamps resultó superior a la de su antecesor, ese gobierno también le quitó el control del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación a Carlos Jonguitud Barrios, el actual gobierno encarceló a Elba Esther Gordillo, trascendió la fortuna que construyó durante los 25 años que estuvo al frente de esa organización, el tema de la semana sobre Pemex confirma que tampoco se atendió la transparencia en 20 años).
MÉXICO CON SED DE JUSTICIA
Los trazos que sobre la realidad social realizó desde aquella posición, el entonces candidato presidencial Luis Donaldo Colosio son vigentes: Yo veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales.
Veo a ciudadanos angustiados por la falta de seguridad, ciudadanos que merecen mejores servicios y gobiernos que les cumplan. Ciudadanos que aún no tienen fincada en el futuro la derrota; son ciudadanos que tienen esperanza y que están dispuestos a sumar su esfuerzo para alcanzar el progreso.
Yo veo un México convencido de que ésta es la hora de las respuestas; un México que exige soluciones. Los problemas que enfrentamos los podemos superar.
Yo veo un México de comunidades indígenas, que no pueden esperar más a las exigencias de justicia, de dignidad y de progreso; de comunidades indígenas que tienen la gran fortaleza de su cohesión, de su cultura y de que están dispuestas a creer, a participar, a construir nuevos horizontes.
Yo veo un México de campesinos que aún no tienen las respuestas que merecen. He visto un campo empobrecido, endeudado, pero también he visto un campo con capacidad de reaccionar, de rendir frutos si se establecen y se arraigan los incentivos adecuados.
Veo un cambio en el campo, un campo con una gran vocación productiva, un campo que está llamado a jugar un papel decisivo en la nueva etapa de progreso para nuestro país.
Yo veo un México de trabajadores que no encuentran los empleos ni los salarios que demandan; pero también veo un México de trabajadores que se han sumado decididamente al esfuerzo productivo, y a los que hay que responderles con puestos de trabajo, con adiestramiento, con capacitación y con mejores salarios.
Yo veo un México de jóvenes que enfrentan todos los días la difícil realidad de la falta de empleo, que no siempre tienen a su alcance las oportunidades de educación y de preparación. Jóvenes que muchas veces se ven orillados a la delincuencia, a la drogadicción; pero también veo jóvenes que cuando cuentan con los apoyos, que cuando cuentan con las oportunidades que demandan, participan con su energía de manera decisiva en el progreso de la Nación.
Yo veo un México de mujeres que aún no cuentan con las oportunidades que les pertenecen; mujeres con una gran capacidad, una gran capacidad para enriquecer nuestra vida económica, política y social. Mujeres en suma que reclaman una participación más plena, más justa, en el México de nuestros días.
Yo veo un México de empresarios, de la pequeña y la mediana empresa, a veces desalentados por el burocratismo, por el mar de trámites, por la discrecionalidad en las autoridades. Son gente creativa y entregada, dispuesta al trabajo, dispuesta a arriesgar, que quieren oportunidades y que demandan una economía que les ofrezca condiciones más favorables.
Yo veo un México de profesionistas que no encuentran los empleos que los ayuden a desarrollar sus aptitudes y sus destrezas.
Un México de maestras y de maestros, de universitarios, de investigadores, que piden reconocimiento a su vida profesional, que piden la elevación de sus ingresos y condiciones más favorables para el rendimiento de sus frutos académicos; técnicos que buscan las oportunidades para aportar su mejor esfuerzo.
Todos ellos son las mujeres y los hombres que mucho han contribuido a la construcción del país en que vivimos y a quienes habremos de responderles”.
Cualquier habitante de este país que lea esta parte de aquel discurso y posteriormente revise su entorno, puede advertir la inmovilidad gubernamental y social de los grandes temas pendientes, luego de 20 años y luego del paso total o parcial de seis presidentes de dos partidos políticos (PRI y PAN, fue el último año de Carlos Salinas y el inicio de Enrique Peña Nieto).
EL CAMBIO SIN RUMBO
Luego de que se cumplió la orden presidencial de sustituir a los “incómodos” líderes sindicales de los maestros y de los trabajadores petroleros, Carlos Salinas de Gortari legitimó una elección considerada ilegal porque se le “cayó y calló” a su entonces correligionario y compañero de gabinete Manuel Bartlett Díaz el conteo de los votos.
Las modificaciones que en el Congreso y por órdenes suyas (luego de la legitimidad impuesta) se realizaron en torno a la desincorporación de la empresa de telefonía y los canales gubernamentales de televisión, de la relación de la Iglesia con el Estado, la modificación a la propiedad rural y otras, le permitieron avanzar en la construcción de la “internacionalización” de la economía mexicana, dejó un país que tenía las bases de un proyecto económico y social viable, sustentado en el Tratado de Libre Comercio y el Programa Nacional de Solidaridad.
Morelos es una entidad que en las últimas dos décadas se convierte en un ejemplo de la ausencia de un proyecto nacional, el empobrecimiento popular integrado al deterioro de las actividades económicas que le dieron impulso, entre las que destacan las vinculadas a la caña de azúcar, el turismo y la imprudencia de edificar sobre irrecuperables recursos naturales una ciudad industrial, lo manifiestan a través de un tejido social totalmente fracturado.
El 6 de marzo de 2014 Morelos no puede debatir una propuesta de proyecto para la entidad, existen inquietudes y expresiones que pretenden atender pendientes, en el caso de la seguridad pública está la construcción del Mando Único, para la procuración de justicia ya se aprobó la creación de una fiscalía especial que conserva en el Congreso la determinación del nombramiento del titular. Se han anunciado e iniciado proyecto de infraestructura que avanzan sometidos a la presión de grupos sociales con diversos intereses, incluidos los electorales al margen de las expresiones que los legitiman. Continúa el éxodo de jóvenes con y sin formación académica que emigran buscando oportunidades de desarrollo personal que aquí no se manifiestan, hay que observar el impune y continuo deterioro de los recursos naturales.
Hermano debo matarte
El 11 de marzo de 1994, Francisco Martín Moreno publicó en el periódico Excélsior, un texto bajo el título de “Hermano debo matarte”, analizó la compleja relación que se construyó entre Carlos Salinas y Luis Donaldo Colosio desde la nominación, atendió el impacto que la indisciplina de Manuel Camacho dejó en el ánimo de los priistas, estableció a los protagonistas, así el candidato le externó a su antecesor: “Si yo no me defiendo con mis propias armas, las mías, sí, las únicas a las que podré recurrir en mi futuro; si yo sigo divorciado de mí mismo, de mi ideología y de mi propia plataforma política; si yo sigo subordinado sin proponer cambios a mi vez respecto a los que, desde mi punto de vista, tampoco ‘funciona’. Si yo no impongo mi criterio y señalo y prometo, y me comprometo y me desmarco y nazco y sentencio y acuso y descubro, si yo sólo sigo leyendo los discursos redactados en Los Pinos. Si yo continúo sometiéndome a unas directrices que de sobra sé que no son las que necesita el país dentro del presente contexto político, económico y social; si sigo maniatado, reducido, secuestrado en mis propias ideas, amordazado, petrificado e inmóvil en función de diversos intereses de la nación, que yo supuestamente he estado obligado a defender desde la aceptación de mi candidatura. Si sigo renunciando a lo que yo creo por respetar una tradición política, un juramento implícito; si sigo traicionando mis convicciones y principios en aras de una lealtad mal entendida desde el momento en que va por encima de los intereses del país. Si mis oponentes empiezan a superarme en popularidad y aceptación, mientras mi silencio es entendido como una cobardía y mi disciplina institucional se explica como parte de un complejo sistema de intereses creados, entonces mi partido y tú, hermano, y más tarde la nación en su conjunto, tendrán que pagar el precio de mi indefinición, de mi obsecuencia y de mi equivocado concepto de la nobleza…
Por ello resulta atractivo con el pretexto de releer aquel incumplido compromiso de campaña, proponer a los actores políticos que revisen ese documento o cuando menos el que desde su modesta capacidad ellos presentaron cuando acudieron “dispuestos” a establecer compromisos de campaña.
La inseguridad pública no es un pendiente de la democracia, es la consecuencia del incumplimiento de compromisos pendientes que han ofendido a la democracia.