…Una es, como solía decir Morelos, la parte ocupada y otra la parte liberada de la nación. Encontrarán más temprano que tarde su unidad mediante la revolución de las conciencias y la renovación de las costumbres.
Quienes tienen a su cargo funciones locales de gobierno, tareas parlamentarias y representaciones sociales legítimamente alcanzadas, deben ejercerlas con imaginación y pugnar por su continuo ensanchamiento por el sufragio y la confianza ciudadana. Quienes asumen la continuidad de la contienda cívica, que no pudo ser abortada por la acción ilegal de las autoridades, reivindican el deber de encarnar la soberanía conculcada. Ambas vertientes de la lucha democrática se complementan y otorgan sentido a un mismo proyecto transformador.
El propósito mayor que nos vincula es la instauración de una nueva constitucionalidad, que desde hace años contiene las esperanzas de los demócratas mexicanos y ha sido el objetivo último de una transición hoy traicionada por la rapiña". Porfirio Muñoz Ledo, 21 de septiembre de 2006.
El Partido de la Revolución Democrática se fundó el 5 de mayo de 1989, con una ideología política de izquierda. Esto es la búsqueda de la igualdad o equidad en todos los ámbitos de la vida social humana. Ya sea en las oportunidades económicas, sociales, políticas, educativas y étnicas de las personas y los grupos humanos. Pero también en la libertad de decidir sobre cualquier forma de pensamiento. Sobre todo en el tener la sensibilidad de entender y luchar por los grupos sociales que menos recursos tienen para desarrollarse y vivir en libertad. Es decir que su ideología se centra en la defensa de los derechos de las personas y el de la soberanía de la nación.
La formación de un partido de izquierda surgió a mediados de la década de los ochentas, durante el régimen de Miguel de la Madrid. El sistema político mexicano comenzó a dar un giro en su política económica. México padecía severas crisis recurrentes y la adopción de un modelo económico completamente ajeno a la realidad nacional determinó el camino que seguiría el país en los años siguientes. El neoliberalismo global, profundizaba la pobreza y la desigualdad, y asumía una manera particular en México por su ruda instrumentación. Los índices de pobreza se elevaron de una forma escandalosa, sin precedentes en la historia de México.
Bajo el lema "Democracia ya, patria para todos", con el símbolo del sol azteca, con los colores nacionales, que por restricciones del PRI, se quedó en blanco y negro y después adoptó el fondo amarillo para quedar en amarillo y negro.
Desde 1986 en el PRI comenzaron a mostrarse cambios en el perfil de sus miembros. El arribo de una generación de jóvenes técnicos que llegaron al gobierno con sendos doctorados en economía y finanzas procedentes de las universidades norteamericanas, pero que carecían de la sensibilidad social, pero dispuestos a poner en práctica sus teorías económicas, utilizando al país como laboratorio experimental. En un sano ejercicio de autocrítica, Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo organizaron la “Corriente Democrática” que buscaba, sin más, democratizar en todos sus niveles al PRI y al mismo tiempo cuestionar las contradicciones económicas y sociales que surgían del nuevo modelo económico aplicado por el presidente De la Madrid.
Para constituirse como PRD, se conjunta el Partido Mexicano Socialista (PMS), el cual había integrado varias fuerzas políticas de izquierda a nivel nacional; el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), dirigido por Heberto Castillo Martínez y José Álvarez Icaza; el Partido Socialista Unificado de México (PSUM), dirigido por Arnoldo Martínez Verdugo y Gilberto Rincón Gallardo; el Partido Patriótico Revolucionario (PPR), dirigido por Camilo Valenzuela y Jesús Zambrano; el Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP), dirigido por Carmelo Enrique; la Unión de la Izquierda Comunista (UIC), la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR), dirigida por Mario Saucedo, entre otros. Más adelante se unen a la fusión una parte de la militancia del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) con miembros como Carlos Navarrete Ruiz, Jesús Ortega Martínez, Graco Ramírez Garrido-Abreu, Rafael Aguilar Talamantes y Miguel Alonso Raya, entre otros.
LOS OBJETIVOS SOBRE LOS INDIVIDUOS
En 1982, fue electo presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Miguel de la Madrid, al interior del partido que lo llevó al poder surgieron diferencias que se manifestaron en distintos momentos, en Morelos en 1985, el gobernador Lauro Ortega Martínez organizó el primer proceso electoral local en el que se utilizaron urnas transparentes para la recepción de votos, lo que fue rechazado y criticado por la dirigencia nacional del PRI. Sin embargo, en Morelos se realizó una elección que dejó satisfecho el ánimo de los involucrados. En ese momento era líder del Senado, Antonio Rivapalacio López, que fue candidato por el PRI a la gubernatura en marzo de 1988, quien se convirtió en gobernador constitucional del estado el 18 de mayo de ese año y fue a él a quien le dejaron la responsabilidad de la derrota en la entidad de su partido en el proceso presidencial, cuando el Frente Democrático Nacional superó en votos al Partido Revolucionario Institucional.
Según la información sobre los antecedentes del PRD, desde 1986 en el PRI comenzaron a mostrarse cambios en el perfil de sus miembros. El arribo de una generación de jóvenes técnicos que llegaron al gobierno con sendos doctorados en economía y finanzas procedentes de las universidades norteamericanas, pero que carecían de la sensibilidad social, pero dispuestos a poner en práctica sus teorías económicas, utilizando al país como laboratorio experimental.
La salida de la Corriente Democrática del PRI llamó la atención de una gran cantidad de mexicanos que ya padecían los primeros efectos del neoliberalismo, vinculados principalmente a la reducción del gasto social y la disminución del poder adquisitivo de los salarios. También atrajo la atención de las principales organizaciones políticas de la izquierda mexicana, que venían sosteniendo desde tiempo atrás, la necesidad de una apertura democrática que permitiera una oposición política real en un régimen de Partido de Estado, el cual se mantenía el poder desde su fundación en 1929, por el control corporativo que ejercía sobre las principales organizaciones sociales y sindicales a partir de la manipulación, de la corrupción y de la amenaza.
En 1988, Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez formaron una alianza con otros partidos y movimientos de izquierda, agrupados en el Frente Democrático Nacional. Con Cárdenas encabezando la candidatura, se lanzaron a la lucha por la presidencia. Las principales organizaciones socialistas se fueron acercando al frente y consolidaron la candidatura de Cárdenas. El número de quienes consideraban necesario sumar fuerzas y aprovechar la coyuntura y dar mayor presencia a la izquierda en México. Así, comunistas del Partido Mexicano Socialista (PMS), trotskistas del PRT, maoístas de la Organización de Izquierda Revolucionaria (OIR-LM), Socialistas del Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), guevaristas de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR), Socialistas Revolucionarios del Punto Crítico (SRPC) y otros grupos de inspiración marxista, así como diversas organizaciones sociales, confluyeron en la campaña de Cárdenas.
Con el propósito de lograr un frente unido para dar la batalla electoral, el Partido Comunista Mexicano y otros partidos como el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), encabezado por el ingeniero Heberto Castillo, se habían fusionado para dar lugar al Partido Socialista Unificado de México (PSUM).
Para principios de 1988, el PSUM había devenido en el Partido Mexicano Socialista y Castillo era postulado candidato a la presidencia de México. Pero mientras que la candidatura de Castillo apenas mantenía el apoyo del “voto duro" de la izquierda tradicional, la candidatura cardenista iba en pleno ascenso. Conscientes de que la coyuntura política era propicia para un triunfo de la izquierda, Castillo decidió declinar su candidatura en favor de la de Cárdenas. Apenas un mes antes de las elecciones, programadas para el 6 de julio de 1988.
En esta campaña confluyeron diversos procesos sociales, múltiples memorias y herencias culturales. Asimismo el malestar social y la gran demanda democrática. Todas ellas fueron articulándose a partir de la adhesión de las diversas organizaciones sociales, partidos de izquierda y amplios sectores de ciudadanos que escapaban del control clientelar del PRI. Arropados por el Frente Democrático Nacional (FDN), se construyó la candidatura presidencial a partir de la mayor convergencia opositora de la historia de México post revolucionario. El resultado de las elecciones presidenciales de 1988 dio a Carlos Salinas la presidencia a partir de una gran polémica por el desempeño irregular de la Secretaría de Gobernación. Grandes sectores de la sociedad calificaron la jornada como el mayor fraude electoral de la historia de México.
El conteo de votos se realizaría mediante un sistema de cómputo, operado por la Comisión Federal Electoral, encabezada por el secretario de Gobernación Manuel Bartlett. Sin embargo, durante la velada, el sistema repentinamente se "cayó". Hasta entonces, el conteo de votos favorecía a Cuauhtémoc Cárdenas. A las 8 pm del mismo día, se presentaron en la sede de la Secretaría de Gobernación los candidatos Manuel Clouthier del PAN, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano del FDN y Rosario Ibarra del PRT denunciando la ilegalidad del proceso. En los días posteriores a la elección se realizaron diversas manifestaciones, expresando el descontento por la manera en que se llevó cabo la elección. El 13 de julio, el secretario de Gobernación declararía que el triunfador de las elecciones era el candidato del PRI. Los resultados generaron un fuerte escepticismo y la creencia generalizada es que Carlos Salinas no ganó de manera limpia. Posteriormente, hubo muchas movilizaciones políticas, encabezadas principalmente por el mismo candidato del Frente Democrático Nacional, así como por los candidatos del PAN Manuel Clouthier y del PRT, Rosario Ibarra de Piedra. Así lo consigna la historia del comité nacional de esa organización.
En Morelos el impacto puede dimensionarse cuando el Comité Ejecutivo Nacional de Partido Revolucionario Institucional reconoce el triunfo del Frente Democrático Nacional en dos de los cuatro distritos federales electorales en los que se dividía la entidad. El primer distrito fue para Mario Rojas Alba y no para Alejandro Mojica Toledo, en aquel momento un joven empresario que concluyó una gestión como diputado local y que guiado por el todavía gobernador Lauro Ortega Martínez, arriba a la candidatura a la diputación federal.
Ese distrito quedó integrado a la veintena de “triunfos” que el secretario de Gobernación Manuel Bartlett Díaz “reconoció” a favor del FDN, para que el candidato presidencial Carlos Salinas de Gortari pudiera acudir a rendir protesta el primero de diciembre de 1988.
Porfirio Muñoz Ledo se integró cono senador por el Distrito Federal, desplazó al arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, que fue candidato del PRI. En aquella época los pobladores de la capital del país sólo votaban en los procesos federales, no existía la asamblea de representantes. A los delegados los nombraba el jefe del Departamento del Distrito Federal y a éste lo designaba directamente el presidente de los Estados Unidos Mexicanos.
Carlos Salinas de Gortari designó a Manuel Camacho Solís como jefe de la capital del país, uno de sus hombres de confianza era Marcelo Ebrard. Fue en esas oficinas en donde según quienes estuvieron en aquella época, se determinó que Elba Esther Gordillo sustituyera a Carlos Jonguitud Barrios al frente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.
Después de 25 años Manuel Camacho Solís, Marcelo Ebrard y Manuel Bartlett Díaz son ajenos al trabajo que se realiza al interior del PRI, como lo eran hace 25 años Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo y Elba Esther Gordillo enfrenta desde la cárcel un proceso por sustraer recursos del SNTE para el beneficio de su familia y de ella misma.
En los procesos electorales federales el PRD fue tercera fuerza en 1994, tercera fuerza en el 2000, en las dos ocasiones con Cuauhtémoc Cárdenas como candidato, en el 2006 y 2012 fue segunda fuerza con Andrés Manuel López Obrador, desde la óptica de los perredista la elección de 1988, que fue la base para la construcción de esta estructura un año después y la del 2006 fueron elecciones que ganaron y que el “aparato de Estado les arrebató”. En 1988 responsabilizaron a Manuel Bartlett y a Carlos Salinas, en el 2006 a las autoridades electorales ciudadanizadas al presidente Vicente Fox y al candidato Felipe Calderón. Algunos analistas advierten que en las dos ocasiones los candidatos y las estructuras electorales del momento perdieron por diversas causas un volumen importante de votantes indecisos, lo que permitió la “manipulación gubernamental”.
EL PRD MORELOS, LA PERSONA SOBRE EL PROYECTO
Desde su construcción en Morelos el Partido de la Revolución Democrática estableció que en la práctica su prioridad son los individuos sobre los proyectos, sobre todo cuando la intención es manifestar públicamente una inconformidad o alguna rivalidad, en el proceso electoral local de marzo de 1991 se les reconoció el triunfo del municipio de Temoac, en la intermedia federal los cuatro distritos fueron para el Partido Revolucionario Institucional.
Los “analistas políticos” de la época aseguraban que Antonio Rivapalacio López sería removido de la gubernatura, como le estuvo sucediendo a los gobernadores de las entidades donde el PRI perdió el proceso federal de 1988.
La gestión de Antonio Rivapalacio López se desarrolló inmerso en dos peculiaridades: fue una administración con y para el partido en el gobierno, el mandatario estatal realizaba giras de trabajo a las comunidades de los municipios una o dos veces por semana, a todas asistía el presidente del Partido Revolucionario Institucional, Rubén Román Sánchez, y fue la primera que se realizó soportando su relación con el gobierno federal en el proyecto social que impulsó el presidente Carlos Salinas de Gortari: el Programa Nacional de Solidaridad.
El Partido de la Revolución Democrática así se construyó en Morelos, tomando en cuenta las intenciones de los grupos locales y fortaleciendo sus vínculos con la estructura nacional. El PRD ha tenido en la entidad una singularidad: el presidente y el secretario general del partido son de diferentes grupos y comparten el ejercicio del poder. Hoy, por ejemplo, Abel Espín es seguidor incondicional del grupo que encabeza el gobernador Graco Ramírez Garrido Abreu, el secretario general es Anastasio Solís Lezo, un luchador social con trayectoria propia, quien fue vocero del movimiento social en contra del Club de Golf Tepozteco y desde ahí se convirtió en diputado federal por el PRD en 1997.
Así se integraron todas las dirigencias desde su fundación. El peso social que logró construir Antonio Rivapalacio López, alineando sus decisiones a las propuestas federales del presidente Carlos Salinas de Gortari, cumpliendo a cabalidad con la lealtad partidista que marcaba la época, permitió que mientras en otras entidades, en Baja California por ejemplo, se reconocían los triunfos de otros partidos fundamentalmente de Acción Nacional, en Morelos el PRI fue “aplanadora” en 1991 y en 1994 el candidato a gobernador Jorge Carrillo Olea logró seria ventaja sobre sus oponentes, Julián Vences Camacho por el PRD y Luis Miguel Santamaría por el PAN.
El propio Jorge Carrillo Olea reconoce que el triunfo de su candidatura se soportó en el éxito que logró en toda la entidad, el cumplimiento de los objetivos y proyectos que planteó el Pronasol. Esa estructura se desarrolló según los especialistas para avanzar en la implementación del “liberalismo social”, y en Morelos dejó obras y acciones gubernamentales que según sus impulsores permitieron que cuando menos una de esas “tocara la vida” de todos los pobladores de la entidad, incluidos los que tenían sus necesidades primarias satisfechas. Ese proyecto fue el soporte de lo que hoy es todavía la Secretaría de Desarrollo Social.
Algunos marcan como antecedente inmediato los programas sociales del ex presidente del CEN del PRI, Lauro Ortega Martínez, cuando fue gobernador de Morelos, como era el del Bolillo Popular y los estanques piscícolas, ambos desplazados durante la siguiente administración.
En 1994 luego de la muerte del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio, y ya con la elección estatal ganada, el PRI Morelos inició la construcción de una “sana distancia” de la administración gubernamental. Se sucedieron una serie de dirigentes, hasta que enfrentó su primer crisis de 1997. Fueron el trabajo que realizaron los fundadores locales del PRD y los enfrentamientos intestinos del PRI lo que permitió que la organización del sol azteca lograra convertirse en la primera fuerza electoral de la entidad, cuando en marzo triunfó en todos los municipios importantes de la entidad, menos Cuernavaca, logrando así equilibrar la representación legislativa con el PRI en el Congreso local, teniendo tres de los cuatro distritos federales electorales y diputados federales, incluidos los dos plurinominales y ser la organización que más morelenses gobernaba en los municipios.
Defensores y detractores “a ultranza”, partidizaron primero la inconformidad social en relación al proyecto del Club de Golf y luego el incremento de los secuestros en contra de la clase empresarial local, en la que se involucró incluso el entonces comandante del grupo antisecuestros Armando Martínez Salgado, lograron que el PRI fuera ante la opinión pública el partido que más se involucró con delincuentes y el PRD el defensor de quienes eran víctimas de delitos a consecuencia de la incapacidad del PRI.
Así lograron contabilizar la mayor cifra hasta ese momento de votos de castigo contra el PRI en 1997 y luego en el 2000, en aquel trienio, la belicosidad hacia el tricolor alcanzó a los propios perredistas, y de ser la primera fuerza electoral en la entidad, se convirtieron en la tercera fuerza en el 2000, cuando perdieron un importante número de simpatizantes al aceptar los criterios nacionales para designar candidato a la gubernatura al empresario Raúl Iragorri Montoya, quien curiosamente fue el único aspirante de ese partido a una curul en el Congreso federal que no gano. El espacio correspondiente al primer distrito federal fue para el ex alcalde de Cuernavaca el priista Alfonso Sandoval Camuñas.
Esa fue la primera elección de gobernador que se organizó por una autoridad ciudadanizada. El PAN, que desempeñó un papel “prudente y distante” que algunos consideraron de “complicidad con la autoridad” en el proceso de solicitud de licencia de Jorge Carrillo Olea, tras la aceptable administración municipal de Cuernavaca, logró más del 50 por ciento de los voto para su candidato Sergio Estrada. Juan Salgado Brito fue candidato del PRI y quedó en segundo lugar, Iragorri fue tercero, el PRD se fracturó por diversas causas, entre las que destacan los excesos que cometieron algunos de sus primeros alcaldes, lo que impidió que su organización repitiera en municipios como Jiutepec y Cuautla.
En el sexenio 2000 al 2006 volvieron a privilegiar al individuo sobre el proyecto, desde un principio se enfrentaron con el gobernador del Partido Acción Nacional, Sergio Estrada Cajigal. Desde que este partido se fundó a dos de los tres últimos gobernadores los llevaron a juicio político, el primero fue Jorge Carrillo Olea, el segundo Estrada Cajigal. Luego de esos procesos, los enfrentamientos al interior de la organización provocaron que la designación del candidato a gobernador incrementara el distanciamiento entre sus filas. En 2006 el candidato fue Fernando Martínez Cué, su proceso electoral culminó con el rompimiento de varios grupos al interior de esa organización.
En el 2012 construyeron una alianza con el Partido del Trabajo y el Movimiento Ciudadano. Desde la óptica de los integrantes del gabinete, el gobierno no es una administración vinculada a la ideología, la trayectoria y las propuestas del PRD en Morelos. Los ex presidentes de esa organización como son Julián Vences o Juan Ignacio Suárez Huape no participan ya en el partido, ni tampoco en la administración estatal.
A 25 años de su fundación el PRD no logró todavía cumplir el compromiso de construir una democracia o dar patria para todos, incluso en las entidades donde gobierna y gobernó, la marginación, la pobreza y la exclusión afecta a la mayoría de la población. Quizá más que una celebración, deben sus funcionarios, representantes populares y dirigentes revisar el proyecto original y las causas por las que se construyó una tercera fuerza política para abrir espacios a la sociedad, que rechazó a los dos partidos que ya han gobernado al país, y que en el 2015 enfrentarán una revisión ante los electores.