Teóricamente, el conflicto surge “mediante la interacción más o menos consciente entre dos o más sujetos, individuales o colectivos; cuando toda forma de lucha consciente entre sujetos intenta destinar los recursos disponibles para ambos a objetivos incompatibles entre sí; hay divergencia de objetivos; los recursos son escasos para alcanzar objetivos simultáneamente; cada parte considera necesario neutralizar o desviar hacia otros objetivos, o impedir la acción de la otra parte; los dos extremos se dirigen hacia la adquisición de prestigio, poder y recursos en una situación de escasez; y se plantean el fin de neutralizar, herir o eliminar al rival”. Hasta aquí lo que indica la teoría sociológica; pero me parece que la realidad prevaleciente no sólo en Huexca, sino en muchas otras latitudes es distinta, destacando la pobreza extrema de las comunidades donde las agencias gubernamentales pretenden imponer estos proyectos de “infraestructura” para posteriormente convertirlos en lucrativos negocios trasnacionales.
Los recursos de que dispone Huexca en nada son comparables, por ejemplo, a los de Exterran, multinacional norteamericana que hace un año se fusionó con Hanover Argentina para entrar al mercado petrolero y de energía en aquella nación. Gracias a una resolución de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia el consorcio operará termoeléctricas e hidroeléctricas. Su operación, empero, se extiende sobre 30 países, incluido México. Al respecto cabe subrayar que infinidad de grupos trasnacionales y diversas firmas locales están aliadas con Exterran, ante lo cual no dudo que tenga las manos metidas en la construcción del gasoducto y la termoeléctrica de Huexca. Tiene vínculos con Repsol YPF, Petrobras, Oxy, Pluspetrol, Tecpetrol, Camuzzi, Chevron, Apache, Pan American Energy y, acertó usted, la española Elecnor, sí, la misma que junto con su filial Enagás tendrá a su cargo la construcción del gasoducto que partirá desde Tlaxcala, pasará sobre 14 municipios poblanos y llegará a Huexca transportando alrededor de 320 millones de metros cúbicos de gas natural para la termoeléctrica de la CFE que, en realidad, abarcará dos generadores de ciclo combinado (a base vapor y gas). Serán 160 kilómetros de ductos, muchos de ellos colocados a escasos 50 centímetros y un metro de la superficie.
Se supone que el pasado 20 de octubre venció el plazo para que Elecnor pusiera en operación el gasoducto, obviamente retrasado en su construcción debido a las presiones sociales. Y como van las cosas, el presidente Felipe Calderón no verá cristalizado este proyecto, cacareado hace más de un año en Morelos por él mismo y por el entonces gobernador Marco Adame Castillo. La “papa caliente” será heredada a Enrique Peña Nieto, tal como la recibió Graco Ramírez Garrido Abreu el 1 de octubre pasado. En la licitación pública internacional LPI-SCPIF-001/11, concluida el 30 de octubre de 2011 con el fallo a favor de las compañías españolas, los plazos establecidos señalan que en noviembre del mismo año debió iniciar la construcción de la red de gas y el 20 octubre de 2012 la transportación de 320 millones de metros cúbicos de gas para dos termoeléctricas.
Pero no hay tal. Por un lado, autoridades federales y estatales argumentan que el megaproyecto es solicitado por empresarios “para hacer más competitivas sus industrias” con el uso de gas para los procesos de producción. Por otro, los pueblos explican (entre otras cosas) que a partir de ciertas investigaciones (una de ellas realizada por la UNAM) el “Gasoducto Morelos” representa una bomba de tiempo por su cercanía con el volcán Popocatépetl, porque en caso de una erupción explotaría la red de ese combustible, causando una desgracia a decenas de pueblos de los tres estados, principalmente de Puebla y Morelos. Ponen de ejemplo la tragedia de diciembre de 2010 en San Martín Texmelucan.
El gasoducto fue concesionado por 26 años a la multinacional española. Respecto a Elecnor es importante comentar que el 27 de junio del presente año alcanzó un acuerdo con Enagás para construir y explotar el “Gasoducto Morelos”. Según los términos del convenio, Elecnor vendió el 50 por ciento de la sociedad propietaria del gasoducto y ejercerá de forma conjunta con Enagás funciones de ingeniería, construcción y operación. La inversión total prevista para la construcción es de 270 millones de dólares, incluyendo costes de financiación. El Fondo para la Internacionalización de la Empresa española (FIEM), gestionado por la Secretaría de Estado de Comercio del Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España, concedió una financiación por 50 millones de dólares para este proyecto. Además, se negoció un crédito con el banco público mexicano Banobras y con el banco privado Banamex-Citigroup. Todo ello, sin embargo, ejecutado a espaldas del pequeño poblado de Huexca, donde un grupo de personeros al servicio del gobierno estatal ha promovido la división y la intimidación de quienes rechazan el proyecto y se niegan a vender sus propiedades a la CFE, tal como ocurre en 14 municipios poblanos.
Mientras tanto, los plazos fatales para Elecnor y sus filiales corren de manera peligrosa (financieramente hablando) en el país ibérico. Por eso les urge concluir la obra ante lo cual es obvio inferir que están presionando al gobierno federal y al de Morelos. Empero, todo ello en una lucha bastante desigual, donde el consorcio español ha recibido el absoluto beneplácito de las agencias gubernamentales mexicanas. Poderoso caballero es don Dinero. Elecnor inició su actividad en México a principios de los noventa, contribuyendo desde entonces “al desarrollo de infraestructuras eléctricas, telecomunicaciones, sistemas de información, gas y petróleo, entre otros. Como hito reciente, Elecnor se adjudicó en 2010 el diseño, construcción, suministro de equipos y puesta en marcha de la central de ciclo combinado Agua Prieta II, en el Estado de Sonora, con una capacidad instalada de generación de 400 MW”. Lo de Huexca representa, pues, la danza de los millones en dólares y euros. Hace poco ganó el contrato para construir una central de ciclo combinado (parecida a la de Huexca) con valor de mil millones de euros. Pero no todo es miel sobre hojuelas en torno a los mentados proyectos de las termoeléctricas. En Chile, por ejemplo, la Corte Suprema canceló un proyecto sobre la provincia de Antofagasta (a unos 800 kilómetros de Santiago) debido a la contaminación que hubiera producido. Aún están en riesgo capitales de la compañía MPX asociada con grupos brasileños y alemanes. Lo de la nula contaminación con gas natural es inexacto. Luego le seguimos. Por cierto: Van para Huexca láminas de cartón y pisos firmes. A toda madre. Y un dato más: Carlos Slim, el “nuevo amigo” de Morelos, también domina en el negocio de las termoeléctricas e hidroeléctricas. Luego le daré detalles sobre Abengoa, la eventual constructora de la termoeléctrica en Huexca.
1 comentario
Hey
Para escribir un artículo así, se requiere dedicarle tiempo, dinero y esfuerzo.… Compartelo!