Es incluso extraño que ante tan dramática decisión, todavía ninguna autoridad salga a ofrecer por lo menos una explicación al pueblo mexicano, porque seguramente la debe haber y aunque eso tampoco resuelve nada, por lo menos se tendría una vaga idea de lo que viene ocurriendo.
El golpe a la economía de todos, porque de esta nadie escapa, todavía no es percibido por la mayoría social, acaso se tiene una vaga impresión de lo que le viene, pero no del alcance total de lo que ello tendrá en todos los sentidos, porque es claro que moverá la inflación a la alza por arriba de los dos dígitos.
Ayer, la mayoría de los medios nacionales de información mostraron un cuadro comparativo de los precios del energético a nivel mundial, tratando de confundir, porque en efecto, hay otras naciones como Rusia o países europeos en los que el costo por litro será más elevado, pero no se explica que allá el poder adquisitivo salarial y el ingreso per cápita no tienen comparación con México.
Le daremos un ejemplo, hoy día el salario mínimo por hora en los Estados Unidos se sitúa por encima de los 10 dólares, en una jornada de ocho horas, hasta los indocumentados logran un ingreso promedio de entre los 80 y 100 dólares, es decir algo así como dos mil pesos por día, aquí andamos en los 70 pesos y en la Unión Americana el litro de gasolina andará entre los 13 y 14 pesos.
Para acabar pronto, a nuestros vecinos y de los que menos ganan, les representa mucho menos del 1% de su ingreso el precio del litro, a nosotros como el 30%, por eso sostenemos que no hay justicia alguna en ello, nos pegará durísimo.
Un compañero que está muy metido en el Congreso de la Unión, refería que todo esto no es producto de una decisión del gobierno mexicano en su conjunto o del propio presidente de la república Enrique Peña Nieto, que se trata de instrucciones de los centros financieros mundiales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y otros poderosos consorcios instalados en Inglaterra.
Que la economía global está sufriendo un deterioro permanente a la baja y los ajustes son irremediables. En efecto, lo hemos venido percibiendo hace meses, por eso aquí sosteníamos que también las grandes reformas estructurales aprobadas en el país obedecen igualmente a condicionamientos externos, pero eso es inentendible para un pueblo que no encuentra la puerta de salida a sus calamidades y al que cada tres y seis años los políticos en campaña le prometen que acabarán con sus necesidades, pero hacen lo contrario.
No obstante, es pues urgente que alguien dé la cara, que muestre algún razonamiento del porqué de tan drástica determinación que mantiene preocupados a todos los actores de la política que han participado en esto. El dirigente de una agrupación de comercio recordaba que la reforma energética tuvo su origen en la administración federal pasada.
Incluso agregó que él había llevado un conteo preciso de los diputados federales, que al final del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa la aprobaron, haciendo énfasis en que el único legislador morelense que votó en contra fue Francisco Coronato Rodríguez, porque los otros, entre ellos Luis Miguel Ramírez del Partido Acción Nacional o Francisco Rodríguez Montero, fueron en apoyo.
Efectivamente, los primeros pasos para la reforma a las Leyes Hacendarias y Energéticas, como se le denominó, se dieron antes del final del gobierno calderonista y esta administración les dio seguimiento. Hay que recordar que en ese entonces se daban incrementos a la gasolina cada mes.
Y le decíamos que por lo visto, la mayor parte de los políticos andan preocupados porque están conscientes de que esto les pegará en lo electoral y admiten que la figura que se está fortaleciendo cada vez más, de cara a los comicios presidenciales del 2018, es la de Andrés Manuel López Obrador, el líder moral del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Al paso que vamos, el hombre llegará casi caminando a Los Pinos, aunque en política lo que hoy es mañana no, pudieran presentarse otros elementos en los casi dos años que faltan para la justa, sin embargo no será nada fácil para los actuales tres partidos hegemónicos nacionales, porque unos más, otros menos, todos han venido contribuyendo a este descompuesto escenario económico.
Y aquí en lo local, ya se vienen dando una serie de reacciones, sobre todo a nivel de agrupaciones u organizaciones de toda naturaleza. Por ejemplo, en el sector comercio y de prestación de servicios, algunos líderes están llamando a integrar un frente común, a fin de buscar estrategias de amortiguamiento a lo que está por venir.
Entre las sugerencia, está la de compras en conjunto a través de un medio de transporte de gran capacidad, que les permita a determinado número de comerciantes o empresarios reducir gastos en la adquisición de productos, cooperando equitativamente en el consumo de gasolina y a decir verdad no es mala idea, sí puede ser funcional.
Claro, a nivel de redes sociales, los mensajes van mucho más lejos, la invitación es a buscar mecanismos de unidad popular para la defensa común de los intereses colectivos, algo que hace mucho debió practicarse, pero que resulta bastante difícil de lograr, porque el propio régimen de estado pone en práctica estrategias de desintegración social.
Las autoridades en sus tres niveles y poderes deberán mínimamente diseñar programas de apoyo y asistencia social para ayudar a amplios sectores que viven en la marginación a enfrentar este problema, porque aunque ellos adolezcan de unidades vehiculares, son consumidores y se advierte que los precios en todos los productos, entre ellos los de la canasta básica, crecerán hasta en un 15% o más, de ahí que nadie queda a salvo de esta masacre, sin embargo hay quienes la sufrirán menos.