Así sea en una guerra de baja intensidad, están empeñados en buscar la forma de ponerlo fuera del cargo, son muchas las señales que llevan a la conclusión de que estos amagos de estallamiento de huelga vienen contaminados desde el exterior.
En concreto, se percibe “mano negra” en la intención de algunos sectores laborales de intentar aplicar un “madruguete” en la instalación de las banderas rojinegras, a fin de generar mayor presión en contra de quien viene siendo obligado a trabajar horas extras para cumplir con los compromisos económicos internos.
Es cierto que los trabajadores, ya sean académicos o administrativos, tienen derechos y la parte patronal obligaciones, pero dadas las circunstancias por las que atraviesa la máxima casa de estudios, lo menos que se les puede pedir a los empleados es un poco de solidaridad, aunque también sabemos que con eso no comen sus familias.
Hay pues pequeños detalles que exhiben actitudes incorrectas de quienes trataron de estallar la huelga de manera anticipada, afortunadamente un juzgado otorgó la suspensión solicitada por la parte patronal y con ello deja a ese movimiento sin efecto momentáneo.
Y las sospechas crecen porque se observa que la Junta Local de Conciliación y Arbitraje (JLCyA) se mostró complaciente ante ese intento, en lugar de advertir que se tenía que cumplir con los tiempos formales para paralizar las actividades laborales.
Es entendible que desde el exterior se intente el cobro de facturas en contra de Vera, porque no le perdonan el que encabezara aquel movimiento que amenazó incluso con provocar inestabilidad institucional y escaló niveles nacionales, pero como que no se vale que algunos sectores que forman parte de la universidad misma se vengan prestando a intereses malsanos.
Claro, se dice que el dinero ablanda más que el cebo y no se descarta que desde otras trincheras se recurriera a la compra de conciencias para buscar dañar a los universitarios, aunque el objetivo principal es Vera Jiménez.
Con el rector viene ocurriendo algo muy parecido a lo que pasó con el presidente municipal de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco Bravo, que por el deseo de sus enemigos políticos de destituirlo, cometieron una serie de errores que al final los metió en una telaraña de la que no pudieron salir y el señor les dio la vuelta.
Aquí ha sido más o menos lo mismo, pretendieron generar inestabilidad en la UAEM, pero el incumplimiento en las etapas procesales los llevó a facilitar las cosas a fin de que la rectoría pudiera desarticular la intentona. Afortunadamente la Federación, así sea a cuentagotas, ha liberado los fondos que por ley le corresponden y al menos por ahora Alejandro Vera la vuelve a librar.
Como quiera que sea, hay que tener muy mal corazón y perversos sentimientos como para estarle pegando permanentemente a nuestra universidad, un espacio de nuestros hijos y por ende de nosotros los morelenses, ente de formación académica de las nuevas generaciones. De sus aulas deben salir aquellos que en el futuro intenten conducir al estado por mejores senderos, por eso es imperdonable que existan seres capaces de hacerle daño.
En torno a lo que pasa con la UAEM, hay mucha desinformación, es cierto que arrastra un déficit financiero de muchos millones de pesos, pero es histórico, éste no fue provocado por Vera, a él le ha tocado enfrentar la etapa más crítica. Su pecado fue responder cada golpe que los enemigos suyos comenzaron a propinarle, el deseo de aquellos era que hubiera bajado los brazos y pedido clemencia y perdón, y como no fue así, pues continúan empeñados en desprestigiarlo.
Si de las instancias locales dependiera, económicamente ya habrían tronado a Vera Jiménez, han sido las instancias del gobierno federal las que en una acción de buena fe, como debe ser, vienen evitando la parálisis y la quiebra, que era a lo que le apostaban los enemigos del rector.
Pero así como se ve, de todas maneras siguen empeñados en lo mismo: irlo debilitando gradualmente y todo indica que se han dado el tiempo como para vulnerar algunas organizaciones al interior del campus universitario. Es decir, desde dentro le comienzan a pegar. Esta lucha no se va a detener, aunque parece que como acontece con el Cuau, se han topado con un hueso duro de roer y a lo mejor no logran su objetivo.
TRANSPORTE: MESSEGUER NO TIENE AUTORIDAD
Y en lo que tiene que ver con el incremento a las tarifas en el transporte público, queda claro que no hay autoridad, a pesar de que el decreto especifica con claridad que ello debería suceder hasta este domingo, simplemente y de manera unilateral, los permisionarios la vienen aplicando desde el pasado 12 de enero.
La Secretaría de Movilidad y Transporte (SMyT) a cargo de Jorge Messeguer Guillén “aclaró” que dicha acción se posponía hasta el 15 de enero, pero parece que se habló en el desierto, los empresarios del ramo se hicieron los sordos y ya no dieron reversa, exhibiendo la debilidad institucional.
El propio dirigente de la Federación Auténtica del Transporte Dagoberto Rivera Jaimes se encargó de dejar muy claro que lo que digan las instancias gubernamentales es lo de menos, no hay marcha atrás, “a nosotros nos dijeron que desde el jueves se aplicaría el nuevo cobro”.
Y en efecto, mientras que ayer los medios de comunicación hacían hincapié en que los usuarios no tenían por qué pagar más de los 6.50 pesos en parada mínima, en la práctica era otra cosa, los operadores simplemente traían la instrucción de sus patrones de lo contrario, aunque eso generó muchos conflictos entre ciudadanos y choferes, porque algunos sí reclaman. Pero lo más penoso es que ni entre funcionarios se ponen de acuerdo, la SMyT insiste en que la tarifa se aplicará a partir del domingo, pero la Consejería Jurídica ha indicado que no, que es el sábado, o sea hoy.