Desde luego que había más cuidado y mantenimiento de su infraestructura urbana, la limpieza la caracterizaba y eran igualmente atractivos huertos de guayabas, mangos y toda clase de frutas, porque disponía de agua en exceso, manantiales de los que hoy día sólo quedan recuerdos, debido a que los gobiernos no establecieron reglas, permitieron el desbordamiento de construcciones por todos lados, en desorden y sin los servicios urbanos aconsejables.
Las barrancas que lucían en aquellas épocas de mediados del siglo anterior aguas cristalinas de las que se podía beber directamente, como en el caso del río del Pollo, hacia la parte sur, se transformaron en afluentes de aguas negras y contaminantes que todo lo van destruyendo a su paso.
Buena parte de quienes habitan la metrópoli en este momento no vivieron aquellos momentos de bonanza, en los que además se podía caminar hasta altas horas de la noche sin el riesgo de ser atracado, la inseguridad era mínima y de delitos de bajo impacto.
El tema viene al caso, porque ayer las autoridades estatales presentaron lo que se denomina segunda etapa de la Eco Zona, acción encaminada a buscar la recuperación integral, por lo menos del primer cuadro, denominado Centro Histórico, a partir de una serie de trabajos de remodelación y mejora de la imagen pública.
Se trata de inversiones compuestas por recursos federales y estatales, orientados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), por aquello de que se puedan encontrar vestigios históricos. La mejora contempla áreas en torno al palacio de gobierno, Plaza de Armas, Jardín Juárez; calles como Gutenberg, Rayón, No Reelección y Matamoros, por citar algunas.
El costo estimado es de 141 millones de pesos, debido a que se reestructurará todo lo que tiene que ver con redes hidráulicas, drenajes, alumbrado con sus respectivas lámparas. No parece mal el proyecto, sobre todo porque adicionalmente se viene atacando todo aquello que se refiere a focos de contaminación por descargas de aguas negras y jabonosas.
Es ahí donde se nos antoja que se da lo más interesante, porque igual y es significativo que se trabaje en la imagen urbana, que a mediano plazo pudiera impactar positivamente en el incremento turístico, pero combatir lo referente a la contaminación de aire y del subsuelo, de los arroyos y barrancas pudiera representar lo más valioso.
A ese respecto, quien mostró a la concurrencia en ese acto, parte de la problemática que enfrenta la ciudad fue el titular de la Comisión Estatal del Agua (CEA), Juan Carlos Valencia Vargas. Hizo una relatoría interesante, como aquello de que en relación al río Apatlaco se ubican 104 descargas de aguas negras altamente contaminantes que significan el 80% de la polución y que por lo tanto es de suma importancia eliminarlas, el proyecto sería ése y al corto plazo.
Pero entre éstas está la que sale del mercado Adolfo López Mateos, la más peligrosa, dicho por el funcionario, de las más complicadas en el mundo, por todos los componentes que arrastra ese líquido hacia la barranca de Amanalco, que pasa a un lado de esa amplia nave.
Pero si el primer cuadro presenta un escenario tan difícil, el resto de la población no es mucho mejor, de ahí que se tenga ya en proceso un esfuerzo de restauración y ataque a descargas de aguas negras en diversas regiones, una de éstas desde el distribuidor vial Emiliano Zapata al norte de la capital, una más hacia el rumbo de Atlacomulco y una tercera por avenida Palmira por el lado sur.
Es decir, Cuernavaca enfrenta deterioro en distintos flancos, o mejor dicho en todos, la depredación de árboles y plantas es terrible, sus otrora ríos cristalinos son cauces de aguas putrefactas. Sus redes de agua potable ya vienen siendo penetradas por la contaminación, sus calles y avenidas ofrecen un lamentable deterioro, hoyos por todos lados.
Sobre el caso de agua potable, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) Juan Pablo Rivera Palau también dijo algunas cosas interesantes, con base en un estudio previo en la materia que en pocas palabras mostró que el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca vive situaciones críticas por un mal manejo integral.
De entrada, sugirió evitar los cobros en efectivo por la prestación del servicio, porque se prestan a todo tipo de componendas. Habló de la pérdida de más de 34 millones por condonaciones a negocios y empresas, mismos que no son claros.
Y agregó que existen más o menos 24 mil negocios, pero el padrón del sistema únicamente tiene registrados algo más de ocho mil, que significarían unos 171 millones de pesos más al año si se facturaran. O sea, que de haber eficiencia en todo el funcionamiento, en lugar de un ingreso promedio anual de 276 millones de pesos, se pudieran alcanzar algo así como 520 millones de pesos, con lo que sería absolutamente autosuficiente.
Y para poder mejorar íntegramente todos los rubros, se necesitan arriba de 800 millones de pesos, cosa que por ahora se antoja imposible, a menos que se recurra a algún financiamiento, pero en las circunstancias en que están, tampoco son sujetos de crédito.
En lo que se refiere a la infraestructura vial, el rollo es asimismo difícil de superar, porque sus condiciones son de deterioro avanzado y eso demanda de cientos, quizás miles de millones de pesos que no se tienen, ya que además se arrastra una deuda que reduce en cerca del 40% la disponibilidad del presupuesto que anualmente ejerce el Ayuntamiento.
Es entonces un descuido de décadas que no vemos de qué manera se puedan subsanar, porque se permitió que el desarrollo urbano se extendiera hacia todos lados sin orden ni proyecto, se prefirió el negocio desde la función pública, dinero fácil a costa del colapso de una ciudad que fue perdiendo todo aquello que le dejaba beneficios y ofrecía a sus ciudadanos un nivel de vida casi de excelencia.