No es fácil desarrollar un trabajo perfecto, menos en las condiciones presupuestales que se enfrentan, casi siempre el problema es el dinero, sin embargo hay rubros en los que es una obligación aplicar a cabalidad los programas a fin de normas vigentes ya institucionalizadas.
A ese respecto, nos parece que la Secretaría de Movilidad y Transporte (SMyT) ha sido omisa en una serie de acciones que derivan en efectos altamente negativos en contra de la población abierta y en espacios densamente poblados como Cuernavaca y su zona conurbada.
En lo referente a la SMyT, la situación pareciera complicada: son responsables de demandar del sistema de transporte público un cuidado permanente en el aspecto mecánico de las unidades, que necesariamente se traduciría en una menor contaminación, no obstante el responsable Jorge Messeguer Guillén tampoco parece capaz de meter control.
Lleva años amenazando al gremio con aquello de echar a caminar el proyecto del Morebús, estamos a un año y cuatro meses de que termine esta administración y no se ve la primera inversión clara sobre la infraestructura que se tiene que instalar a fin de darle vida a ese modelo de servicio.
Es una cantaleta añeja a nivel de discurso, que además ha mantenido en confrontación a grupos de empresarios y prestadores del servicio, que rechazan la propuesta, por considerar que afectaría sus intereses. Los señalamientos son recurrentes, en el sentido de que Messeguer mantiene una especie de persecución en contra de todos aquellos que piensan diferente, a través de infracciones injustificadas y acarreo de automotores al corralón.
Lo cierto es que hay puntos totalmente descuidados, ya sea por omisión, falta de capacidad o porque representan un negocio para la dependencia, aquello relacionado con miles de unidades que prestan el servicio de manera irregular, por no contar con los permisos correspondientes y que además por no estar perfectamente identificadas o identificables, suelen ser usadas para cometer toda clase de delitos.
Aunque pareciera difícil de entender, hay incluso autobuses “piratas”, no sólo taxis, que es lo más común. Ante todo eso, es visible la complicidad entre algunos concesionarios –no todos, hay a quienes traen a salto de mata- y la secretaría en cuestión y por lo visto es un factor que seguirá, porque se trata de algo ya histórico
Bueno, hay denuncias que dan fe de agrupaciones “apadrinadas” por la SMyT que sin la concesión respectiva trabajan sin ninguna dificultad, algunas son de carácter femenino y no es que estemos en contra de permisos a mujeres, tienen todo el derecho, sólo que hay que someterse a la ley y como que no es así.
La Ciudad de México padece serios conflictos por los niveles de contaminación de ozono, que han obligado a acciones de emergencia y doble “Hoy no circula”, a pesar de que la verificación vehicular allá es ineludible. Acá ya hablamos de un padrón superior a 400 mil unidades, la absoluta mayoría se concentra en Cuernavaca, por eso resulta urgente establecer mecanismos de control a ese respecto, pero ocurre todo lo contrario.
No es para nada nuevo que esta dependencia le dé mayor importancia al negocio que al cumplimiento de facultades, es algo que venimos observando desde hace décadas, sin embargo, eso tampoco los exime de responsabilidades.
Algo que desalienta, es que la corrupción en esa dependencia no ha sufrido mayores modificaciones ni con la alternancia política. Muchos llegaron a considerar que una enorme cauda de vicios y componendas, entre autoridades y esos prestadores de servicios públicos sería eliminada una vez que el gobierno emanado del Partido Revolucionario Institucional (PRI) fuera desplazado del ejercicio del poder.
No hay tal, esas perversiones han sobrevivido a todos los cambios y en algunos casos hasta se han acrecentado, factor que es producto de desilusión popular, porque las esperanzas en la búsqueda de soluciones integrales a nuestras dificultades a partir de las urnas, se esfuman cotidianamente.
El pirataje pareciera invencible, no hay un orden ni apego a las normas en materia de transporte público, la oferta de obligar a la renovación de unidades a partir de la autorización de la nueva tarifa fue otro cuento chino, la verificación se convirtió en un tema de negocio y no como prioridad para cuidar el medio ambiente, en ese aspecto, andamos de cabeza.
Y ya que mencionamos lo de la verificación, ya estamos cerca de un año de su suspensión y Topiltzin Contreras McBeath sale con que será hasta julio cuando comiencen a operar los nuevos centros de verificación, ya que los anteriores fueron clausurados.
La promesa inicial era que en abril quedarían los establecimientos perfectamente equipados y se reiniciarían los trámites, no ha sido así y desde luego que lo anterior representa una falta grave debido a que los niveles de contaminación por emisión de gases a la atmósfera, de parte de los automotores, es muy alta.
Eso sí, el funcionario ya amenaza con que procederá en contra de todos aquellos que no realicen el trámite y si es posible, hasta con el apoyo de la Policía.