Como que valió la pena dar el grito a tiempo: recordamos que tras aquellas intervenciones de las fuerzas federales que concluyeron con la captura y eliminación de Arturo Beltrán Leyva en el condominio de lujo Altitude en Cuernavaca, se desató casi una guerra entre grupos. El gobernador Marco Adame Castillo solicitó la intervención mayor de los cuerpos de seguridad federal, incluyendo al Ejército y a partir de ahí es que las cosas necesariamente vinieron a menos en el contexto de delincuencia.
Y decimos esto, porque conocemos la situación en entidades hermanas, una de ellas Michoacán, O Nuevo León o Tamaulipas y ciertamente aquí el ambiente es muy distinto.
En lo que toca al primer estado referido, la aparente calma y supuesta tranquilidad se debe a que las instituciones locales bajaron la guardia y permitieron a la delincuencia organizada apoderarse del territorio, incluso, ejerciendo parte de las responsabilidades y del poder público que compete al Gobierno.
En ciudades como Pátzcuaro o Santa Clara del Cobre, los malosos están cobrando fuertes cantidades de dinero mensual para dejar de molestar a empresarios, comerciantes o gente adinerada, lo cual indica que las instancias públicas perdieron la batalla.
En Monterrey, Nuevo León, todos nos hemos enterado de los bloqueos, manifestaciones y todo tipo de expresiones que públicamente realizan los delincuentes mostrando que han rebasado a las instancias públicas.
Por lo que toca a Tamaulipas y otros estados del norte de México, las condiciones son igualmente adversas y el choque entre la milicia y los enemigos del orden público sigue aportando saldos negativos en el conteo del México rojo.
En lo que toca a nuestra entidad, hay señales de que se está ganando la batalla, sobre todo tras el arresto de personajes como Edgar Valdés Villarreal "la barbie" y dos o tres peces gordos de este ambiente.
Bueno, ya incluso disminuyó el número de efectivos militares y de corporaciones federales que hace dos o tres meses estaban diseminados por todas partes de Morelos.
A diferencias de aquellos estados arriba mencionados, en nuestro territorio el Gobierno sigue teniendo el control de la situación y eso es muy importante en esta lucha que sin embargo, todavía no concluye y hay que esperar para poder cantar victoria.
Lo anterior se debe sustancialmente a que por lo menos en ese aspecto, los diferentes poderes estatales, grupos y partidos políticos encontraron un punto de coincidencia y acompañaron al Gobernador en su demanda de mayor intervención de la presencia de seguridad federal.
Ya las cosas estaban llegando al exceso, hubo momentos en que se pensaba que también aquí los enemigos públicos rebasaban la capacidad y estructura gubernamental.
No había otro camino que pedir auxilio y todo indica que valió la pena, sólo es cuestión de tiempo para que los resultados se consoliden y entonces solo hay que mantener bien cuidada la parcela.
No obstante, el saldo en torno al escenario del crimen muestraresultados lamentables. Ya ve lo relacionado con el encuentro de una “narco fosa” con más de diez ejecutados en territorio del municipio de Puente de Ixtla.
Son consecuencias desafortunadas del florecimiento de bandas delictivas que, todo indica, durante algunos años no encontraron enemigo al frente y crecieron desproporcionalmente hasta poder medir fuerzas con las mismas estructuras del poder formal.
Ese es un descuido imperdonable, por ello es responsabilidad institucional recuperar el Estado de Derecho quebrantado en buena parte del territorio nacional.
¿Cuánto costará recuperar el control? seguramente una fortuna que no tenemos, pero es algo que no se puede eludir, por el bien de las generaciones en puerta, estas administraciones, municipales, estatales y la federal no pueden heredar un entorno en descomposición a quienes vienen detrás y merecen un destino más seguro y promisorio que el que venimos presenciando no sólo en materia de seguridad, también de oportunidades de empleo y desarrollo.