No obstante tratarse de un territorio con alta incidencia delictiva e incluso presencia fuerte de grupos organizados en esa materia, Temixco dispone de poco más de 60 elementos policiacos, mal armados y escasamente equipados para poder mantener control y aspirar a contrarrestar los embates del delito.
La propia presidenta municipal Juana Ocampo Domínguez admitió que una buena parte de esos agentes no dispone siquiera de armamento para sus actividades, algunos porque aún no conocen los resultados de los exámenes de evaluación y certificación a fin de validar su desempeño.
Claro, ella dijo que la mayor incidencia delictiva la tiene el robo, ya sea en vía pública o en casas habitación, con clara preocupación en zonas como Acatlipa, Santa Úrsula o la Rubén Jaramillo, aunque lo que se sabe es que casi todo el territorio se encuentra minado por pandillas de alto nivel de peligrosidad.
Tampoco es culpa de la alcaldesa todo lo que viene ocurriendo, ella misma a nivel de familia ha sido víctima de la delincuencia organizada; ocupa una responsabilidad que debió estar en manos de su hija Gisela Mota Ocampo, quien fuera asesinada un día después de haber tomado protesta como presidenta municipal en el inicio del 2016.
Más aún, Temixco es sólo el reflejo de lo que viene ocurriendo en el resto de los ayuntamientos de la entidad: los cuerpos policiacos locales andan en el abandono; sobre todo a partir de que buena parte de las tareas de prevención están en manos del Mando Único.
La mayor parte de los esfuerzos se han venido dando a fin de mejorar el funcionamiento de la corporación a nivel estatal y los ayuntamientos se quedan con pocos recursos, equipo y hasta armamento; el problema es que si ese modelo llega a ser sustituido, no existe nivel de respuesta desde las comunas ante agrupaciones delictivas cada vez más sofisticadas.
Todas las señales llevan a advertir que la delincuencia organizada se encuentra enraizada en todo el estado; si no se observan ya choques entre policías y ladrones no es porque esa pesadilla haya sido erradicada, es más bien porque han decidido darse una tregua y caminar casi de la mano a partir de pactos entre autoridades y cárteles.
Los sistemas municipales de prevención y persecución del delito se limitan a atrapar raterillos de poca monta, principiantes en esas actividades fuera de la ley, pero a los fuertes grupos no los tocan, en primer término, porque si se trata de actividades relacionadas con el consumo y distribución de drogas o de la venta y portación de armas de alto calibre, el asunto es de competencia federal, ni siquiera del estado.
Es decir, este delicado asunto del delito en Morelos no se ha resuelto, ahí está latente y lo único que se logró es controlar las acciones, a partir de acuerdos entre autoridades y malosos en el sentido de que no se metan con el ciudadano común, aquel que nada tiene que ver con esas actividades y por eso las cosas se ven medio tranquilas.
Pero reiteramos, los cuerpos policiacos a nivel de municipios están para llorar y por lo menos a partir de ese nivel de gobierno no hay capacidad alguna para pensar en repeler cualquier intento de agresión de pandillas de alta peligrosidad que invaden la entidad. El riesgo es que el proceso electoral pudiera llegar a romper todos esos pactos y la situación volvería a ponerse bastante caliente.
Esos grupos van a intentar meterse en lo profundo de las candidaturas, a partir del financiamiento de campañas electorales; ello por el lado bueno y si hay resistencias pues aparecerán las amenazas y otras cosas peores que ya conocemos por experiencia de elecciones anteriores.
INICIAN BURÓCRATAS CAMPAÑAS POR DIRIGENCIA SINDICAL
Y en otro asunto, ayer iniciaron campaña las ocho planillas que buscan la dirigencia del Sindicato de Trabajadores al Servicio del gobierno del estado. La administración pública les ha concedido dos semanas de gracia para que desarrollen el trabajo de contacto con la base, porque a mediados de diciembre, antes del periodo vacacional de fin de año, se realizará la asamblea general, de la que deberá salir él o la nueva dirigente sindical.
En esta contienda se juegan el control dos grandes grupos o corrientes; aquella que representa el secretario general saliente Daniel Hernán López y la que encabeza Argelia Corona, quien siendo parte del mismo comité actual, optó por tomar distancia e intentar situarse al frente, aunque al final sólo se apoderó del edificio sindical ubicado en la calle Arista.
Esos conflictos llevaron a la inestabilidad de la organización, porque los movimientos polarizaron al gremio y van en esta elección a ver quién mantiene mayor control de los sindicalizados. Entre las planillas que se consideran más fuertes está la verde, que lleva como propuesta a la secretaría general a Reyna Libera Franco, y la naranja que encabeza Santiago Enrique Muñoz, porque llevan una propuesta que se sostiene en ambas posiciones.
Es decir, ellos no se casaron con el pleito entre grupos y traen simpatizantes de ambos lados, lo que les pudiera significar una considerable ventaja frente al resto de los adversarios por el control del sindicato. Más aún, incluso entre ambas planillas hay cierta empatía que lleva a la posibilidad de una fusión, si las condiciones así lo requieren.
Desde el gobierno estatal se da un seguimiento muy cercano de lo que ocurre en ese proceso; no quieren que las condiciones se les salgan de control, porque la ruptura interna llevó a un posicionamiento de los disidentes, incluso en contra de la administración pública gubernamental. Argelia se situó del lado de grupos externos que abonaron en esa inestabilidad política y social. No se desea volver a vivir esa mala experiencia.
CRÍTICA AL CUAUH
Por otro lado, ayer, en uno de los salones de Palacio de Gobierno se realizó una conferencia de prensa por parte del Instituto de la Mujer y del Sistema de Prevención, sanción y Erradicación de la Violencia Contra las Féminas, a fin de informar actividades relacionadas con el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
El evento fue presidido por la presidenta del DIF, Elena Cepeda, y el secretario de gobierno Matías Quiroz Medina. Como invitado especial llegó el edil de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco Bravo. Al final del evento se pidió a los varones asistentes plasmar la huella de su mano derecha en un espacio previamente acondicionado para ello, pero sólo a quienes no habían agredido nunca a una mujer. En ese momento, el edil capitalino salió apresuradamente, sin colocar su huella, desde luego, cosa que fue muy criticada por la concurrencia. Por cierto, en las entradas de Palacio un grupo de jubilados del ayuntamiento se manifestaba en su contra, reclamando pagos salariales no entregados.