Debido a lo avanzado del proceso electoral hacia el 2018, ya quienes piensan continuar en el ejercicio político vienen haciendo planes y cuadrando fechas para poder cumplir con las normas y de esa manera reclamar una candidatura o en su caso, aprovechar por primera ocasión la reforma que aprobó la reelección; ello en el caso de presidentes municipales y legisladores locales.
Aquellos que fungen como alcaldes, deberán pedir licencia si es que pretenden pelear por una posición distinta y ya en lo que se refiere al alcalde capitalino Cuauhtémoc Blanco Bravo, se comienza a advertir que estaría pensando separarse de la comuna a finales de este año o iniciando el que viene.
Él aspira a la gubernatura por el Partido Encuentro Social (PES) y si las condiciones se dan para tal efecto, pues habrá cambios en los mandos de la presidencia municipal de la capital y por eso se especula al respecto, ya que conforme a la ley, quien tendría mano para quedarse en su lugar sería el suplente Juan Manuel Hernández Limonchi, inicialmente registrado así en la fórmula, aunque quedó claro que el espacio corresponde a la familia Yáñez a partir del Partido Social Demócrata (PES), que fue la plataforma que lo llevó al triunfo en la justa del 2015.
Lo que ha empezado a ser objeto de polémica, es que este hecho podría llevar a la reaparición de conflictos entre los grupos que al paso del tiempo entraron en conflicto; es decir quienes rodean al alcalde, que fueron los que se quedaron al frente de la comuna y el de los Yáñez, dueños del PSD, pero que han sido desplazados de los espacios que obtuvieron al interior del organigrama municipal a partir de la asunción de poderes en el 2015.
Desde luego que la posición de Blanco y de sus cercanos, es evitar que aquellos vuelvan a apoderarse de los mandos al interior del Ayuntamiento, pero de acuerdo a la ley en la materia, el suplente tiene prioridad. Es decir, si éste se mantiene en ocupar el cargo por el resto del trienio, deberá ser así. Sólo si por alguna razón está legalmente impedido o si por voluntad propia declina a este derecho, entonces se pensaría en una siguiente opción.
Ésta consiste en la propuesta, desde el interior del cabildo, a fin de que sea la síndica municipal Denisse Arizmendi Villegas, la que ocupe el lugar de Cuauhtémoc; y en el remoto caso de que ella igualmente se declarara indispuesta para tal efecto, ya el asunto pasaría al Congreso local, que a partir de una terna propuesta por el Poder Ejecutivo, decidiría quién concluiría el mandato por la ausencia del Cuauh.
Ahora bien, de esas tres posibilidades, hay dos que no empatan con los intereses de Blanco y su grupo, la primera y la tercera. Y lo mencionábamos; para nada querrán devolver el control del poder a los Yáñez, con quienes terminaron casi a patadas, entonces por ahí no es. Ahora bien, si la síndica no estuviera en condiciones de quedarse al frente, se irían a la tercera posibilidad, que el Congreso nombre al nuevo, a partir de una terna, en la que poca incidencia tendría Blanco y su gente.
Ésta igualmente no convendría para el grupo saliente, por los fuertes conflictos que ha mantenido, tanto con Palacio de Gobierno, como con el propio recinto legislativo, por lo tanto, la única salida viable es la segunda; que sea Arizmendi Villegas la que ocupe la silla en promedio durante un año.
Pero ahí está el dilema ¿cómo van a convencer al suplente de que decline?, ya sabemos que hay muchas maneras de buscar que así sea, la más común, ofreciendo una lana, no obstante pudiera ser incluso que ni de esa manera se alcanzara el objetivo, si es que la postura de los Yáñez es cobrar venganza por haber sido desplazados y la cosa se estaría poniendo peliaguda.
El tema no es para nada cosa menor, ya que pudiéramos estar en la antesala de un conflicto bastante fuerte que generaría cierta desestabilización política e incluso ingobernabilidad. Si se queda el suplente o si es el Congreso la instancia que determina, una vez fuera Blanco, le buscarían los pies y le armarían tal escándalo, que debilitarían su candidatura.
Es evidente que los del PSD disponen de información muy precisa respecto a algunos movimientos y acciones poco claras en el desarrollo del ejercicio del poder municipal en estos casi dos años y utilizarían todo eso como una arma suficientemente fuerte como para causar mucho daño a la imagen de la estrella de futbol. Y tampoco estamos anticipando que el señor venga cometiendo actos de corrupción, pero sí es posible que buena parte de sus colaboradores y gente de confianza tenga antecedentes poco claros en su desempeño.
Bueno, hasta donde tenemos referencias, ya incluso hubo distanciamiento con otro personaje que caminó junto con ellos todo este tiempo, Juan José Arrese, y si el caso no ha hecho crisis, es porque han sostenido algunos acuerdos casi por la fuerza, a fin de evitar que la sangre llegue al río.
Ya este tema ha empezado a ser ventilado por abogados que han sido parte de las estructuras del actual Ayuntamiento y se hace hincapié en esos tres puntos que tendrían que cumplirse, una vez que el edil decida solicitar licencia, se supone que se le viene dando atención al caso, porque en verdad lo merece.
Tienen que haber ya estrategias en desarrollo para poder operar esa transición sin que se convierta en un problema político de gran alcance y tenga incidencia negativa en el proceso electoral para quienes llevan el proyecto de montarse en la gubernatura o por lo menos ir a la competencia por tan trascedente posición.
Muchos otros alcaldes en funciones, que seguramente buscarán una candidatura de representación popular, tendrán que hacer lo propio, solicitar su licencia, pero en la mayoría de esos ayuntamientos las circunstancias políticas son bastante distintas, no hay rupturas con la suplencia, ni con otros grupos o corrientes políticas en su interior. Es en la capital estatal donde se aprecian vientos de tormenta, a menos que se llegue al entendimiento y el diálogo, antes que el choque, pero siendo sinceros, como que no vemos cómo se logren esos acuerdos, porque las ofensas bajo las cuales se separaron, llegaron a expresiones bastante fuertes, que difícilmente deben haberse olvidado.