Mientras la dirigencia nacional continúa dando tiempo a quienes buscan la candidatura del Partido Revolucionario Institucional (PRI) al gobierno de Morelos, a fin de que intente un acuerdo sin ruptura, ayer en un conocido hotel restaurante del norte de Cuernavaca, se reunieron cuatro de ellos.
A decir del anfitrión Francisco Moreno Merino, los resultados fueron extraordinarios e incluso promovió en las redes la imagen en la que aparece acompañado de quien fuera candidato al mismo cargo en el 2012, Amado Orihuela Trejo; del delegado estatal de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), Jorge Meade Ocaranza; y del también delegado del ISSSTE, Guillermo del Valle Reyes.
Como quiera que sea, vienen intentando ponerse de acuerdo y hasta donde se supo, la propuesta aceptada fue que si sale alguno de ellos, los demás se sumarán en el acto, pero son más los que van por la misma posición, como en el caso de la diputada federal Rosalina Mazari Espín e incluso la ex secretaria del trabajo Gabriela Gómez Orihuela.
A Mazari Espín le habían hecho una campaña en el sentido de que no le interesaba pelear la grande, pero hace poco debió salir para aclarar que se trataba de una mala jugada de algunos de sus detractores, que ven en ella a un enemigo a vencer e incluso ayer había algunas corrientes de opinión en el sentido de que a lo mejor lograba convertirse en la segunda aspirante a ese cargo; ya que la primera fue Maricela Sánchez Cortés en el 2016, contra el panista Marco Adame Castillo.
De los cuatro que se tomaron la foto, quien difícilmente sería ungido es el ex aspirante perdedor Orihuela Trejo, porque ha sido ubicado trabajando para otro partido desde hace algunos meses y lo que desde dentro del tricolor se advierte es que traicionó los colores y eso le impediría reclamar el espacio nuevamente.
Otro que tiene serios problemas, por antecedentes poco inteligentes es Moreno Merino. Él pudo haber estado hoy desempeñándose como senador de la república, pero cometió un grave error que lo seguirá por algunos años más y es de considerarse que si llegara a ser el aspirante del PRI, le iría como en feria.
Es Meade Ocaranza quien tiene cierta presencia territorial por su trabajo al frente de Sedesol, algo que igualmente le ha dado oportunidad de generar estructuras paralelas al tricolor que le ayudarían para desarrollar una campaña más o menos decente y competitiva, pero está lleno de acusaciones por corrupción, especialmente por llenar las nóminas gubernamentales con sus amigos.
Guillermo del Valle ha transitado al frente del ISSSTE con mucho tino; hace buen rato que no enfrenta problemas en el desempeño y eso le da una imagen que puede explotar si llegara a meterse en la pelea. Pero de ese cuarteto, sólo les concedemos posibilidades a ellos dos.
En lo que se refiere a Rosalina, quienes la conocen saben de su entrega al trabajo y su presencia no está a discusión en la zona surponiente de la entidad, así que para nada es descabellado que el CEN se fijara en ella y le diera esa oportunidad que pareciera, la merece, ya que es uno de los escasos cuadros valiosos de dicha institución.
Además, por la equidad de género tampoco se vería mal. En su oportunidad se mencionó que la senadora Lizbeth Hernández Lecona no descartaba meterse a la pelea, pero como que no hizo gran cosa para merecerlo; tiene muy poca presencia y se le considera una figura gris.
La dirigencia partidista, hasta donde tenemos conocimiento, continúa tratando de llamar a la cordura porque las cosas no están del todo sencillas. Hacia afuera se muestra un ambiente tranquilo y de armonía, sin embargo en lo interno hay corrientes irreconciliables que se vienen peleando con todo la plaza y por eso han tenido que recurrir a encuentros entre afines para enviar señales a su favor.
Es indiscutible que la decisión será tomada por el CEN, pero igual que se aprecia en el Partido Acción Nacional (PAN), bien pudieran estar caminando en función de una negociación con el resto de las fuerzas partidistas a fin de garantizar apoyos para el candidato presidencial José Antonio Meade, que es lo que realmente le interesa al PRI nacional.
Pero la verdad es que aún nada se encuentra definido; más aún ni siquiera se ha hecho publicar la convocatoria, que es donde vendrán las reglas y los tiempos a seguir para los que participarán, no sólo por la candidatura al gobierno, sino al resto de las posiciones en disputa, como alcaldías o diputaciones locales.
Mientras todo eso pasa, hay cuatro que decidieron situarse del mismo lado, formar un bloque para resistir y enfrentar a los contrarios en la carrera por una nominación a la que le vemos pocas posibilidades, porque ciertamente el tricolor no pasa por sus mejores tiempos y tampoco trae cuadros de mucha valía como para vencer las debilidades de la institución.
Mazari Espín, reiteramos, no se nos hace mal elemento, pero el resto de sus “compañeros” le van a dar caballería y entonces deberá fortalecer sus relaciones en la parte superior para pasar por encima de quienes seguramente intentarán hacerla a un lado.
Estamos ya bastante avanzados en el proceso electoral y en relación al priismo no se aprecia pasión o efervescencia electoral; hay mucha pasividad, lo que indica que dentro de la misma militancia priva esa visión de que no tienen mucho que hacer en la contienda que viene.
Y tampoco digamos que en el CEN le tienen especial atención a lo que ocurre con su partido en Morelos; Enrique Ochoa Raza le viene dedicando todo su tiempo al proyecto y estrategias de campaña de su abanderado por la presidencia de la república Meade Kuribreña y esta entidad no es así como que un bastión de votos que pueda definir el triunfo, de ahí lo que aquí en lo local se nos diga respecto a la presencia del PRI habría que valorarlo, porque los hechos muestran ciertas diferencias.
Para pensar en ganar hay que ir con un excelente candidato a gobernador; una fórmula al Senado que ayude, no que estorbe; un aspirante a la alcaldía de Cuernavaca con garantía de triunfo y también a las diputaciones federales cuadros competitivos, pero como que la caballada está flaca, de ahí que nuestro pronóstico no sea precisamente el mejor sobre ellos.