Hay más críticas que elogios por el desempeño de muchos de ellos, sin embargo, también tendremos que aceptar que las condiciones bajo las cuales recibieron la administración de parte de sus antecesores fueron prácticamente de quiebra por las fuertes deudas, principalmente a consecuencia de laudos laborales millonarios.
Todavía hasta hace unos meses Gobierno estatal debió buscar la forma de conseguirles recursos para que pudieran cumplir con compromisos heredados por irresponsables ex ediles que en no pocos casos, comprometieron los dineros públicos en una actitud de perversidad, con el ánimo de causar daño a quienes los remplazaban, que generalmente venían de partidos distintos.
No olvidamos casos como el de Puente de Ixtla, donde ex funcionarios de alto nivel seguían exigiendo sendas liquidaciones luego de interponer demandas laborales cuando la ley en la materia no les concede ese derecho.
Si, hay que exigir a los actuales ediles cumplimiento a sus compromisos de campaña, pero también tendremos que estar conscientes de que algunos de ellos no logran todavía superar todos los compromisos que les dejaron quienes en buena parte obraron de mala fe y hasta con complicidad de autoridades superiores.
No obstante todo eso, pudiéramos decir que Cuernavaca, luego de un inicio muy difícil, con conflictos aún no superados como el de la basura o la inseguridad, su presidente municipal Manuel Martínez Garrigós llega a su primer informe con cierta calma y algunas acciones de mejoramiento de la ciudad importantes.
Temixco y Jiutepec tampoco la han tenido fácil, en el primer caso Nereo Bandera Zavaleta sigue teniendo problemas con algunos integrantes del cabildo, curiosamente son priistas los que le siguen causando dificultades y cuestionando su desempeño. Realizó una buena obra de imagen, en el camellón de la carretera federal a su paso por la localidad, pero al interior de la población se habla de escasa inversión.
Por lo que corresponde a Jiutepec, Miguel Ángel Rabadán Calderón Viene enfrentando críticas de sus adversarios, especialmente los priistas que lo acusan de algunos excesos en el manejo del sistema de agua potable, incluso se dice que el día de su informe habrá expresiones públicas de inconformidad.
En Huitzilac, lo más destacado es la inconformidad popular, porque el edil reprodujo los esquemas de beneficio oficial de la "sagrada familia", transformó la comuna en bolsa de trabajo de familiares, amigos e influyentes sin conceder crédito alguno a la crítica de sus detractores que parecen ir multiplicándose.
Hacia el oriente, en Cuautla apenas esta administración está corrigiendo los errores o irregularidades que cometió el ex alcalde Sergio Valdespín Pérez, tampoco se habla de muchas acciones de trascendencia, pero por lo menos se mantienen las cosas en calma.
Más al sur de Cuernavaca, en Xochitepec, Juan Carlos Rivera Hernández lleva una administración con ciertos altibajos, hay sectores populares que avalan su desempeño, otros lo consideran de élite y selectivo, pero tampoco muestra grandes tropiezos.
Pero reiteramos, por las condiciones en que llegaron, algunos de ellos buen esfuerzo han hecho por poner la casa en orden, apenas están saliendo de ese embrollo que recibieron y en todo caso se espera que en lo sucesivo, hacia el segundo año, ofrezcan resultados mucho más satisfactorios.
Todavía el presupuesto que ejercen corresponde en mucho a lo que les quisieron dejar sus antecesores, en no pocos casos sólo deudas y controversias legales injustificadas.
Lo más sensato será darles un voto de confianza, pero sí demandar en lo sucesivo mayores resultados, que respondan a las expectativas que ellos mismos generaron entre los electores cuando andaban en campaña.
Y lo más conveniente para ellos es que así sea, porque varios querrán regresar por el voto ciudadano para un nuevo cargo de elección popular en la justa presidencial del 2012.
Los que hayan logrado corresponder en su trabajo al frente de los ayuntamientos seguramente serán recompensados por el respetable, los otros quedarán en el camino y entrarán al mundo de los olvidados por no haber dado el ancho.