Pero muchos más que han formado parte de la vida pública y sobre todo vivido del presupuesto público, andan muy inquietos porque desean regresar. La Iniciativa Privada no es para ellos; están acostumbrados a ganar mucho, vivir muy bien, con el menor esfuerzo posible y eso sólo lo da el ejercicio del poder.
Conformados en grupos o corrientes al interior de cada uno de sus partidos, están arreciando la lucha para poder ser tomados en cuenta a la hora de repartir el gran pastel que es distribuido entre los institutos políticos participantes en la justa electoral.
La realidad es que la tajada se la llevarán sustancialmente tres: priistas, panistas y perredistas; los demás, considerados partidos chiquitos, buscarán aliarse con alguno de ellos para poder garantizar mayores logros.
Pero esta batalla lleva a grupos o individualidades a un enfrentamiento en contra de "compañeros" de militancia que van por los mismos espacios y aquello se vuelve una especie de "guerra sin cuartel".
En este momento, nos encontramos en la etapa del calentamiento, de estructuración de estrategias para poder salir en su oportunidad a la calle con las banderas desplegadas a fin de intentar el mayor éxito posible.
Cada aspirante a un cargo de elección popular debe trabajar en dos vertientes; por un lado, buscar un contacto en su partido político con capacidad de decisión para que lo pueda "apadrinar", y por el otro, ir a la conquista de electores por si logra una candidatura de mayoría.
Pero esto último cuesta y mucho dinero. Los mismos partidos han viciado a los ciudadanos y en una gran mayoría condicionarán su apoyo a dádivas y regalías que generalmente son despensas. Por ello, quienes ya desempeñan alguna responsabilidad pública pagada con presupuesto gubernamental, llevan mucha ventaja.
Es curioso, pero los tres partidos mayores parecen estar divididos en dos grandes bloques que son los que entrarán en una dinámica de choque interno que se intensificará a medida que se aproxima el momento decisivo en la elección de planillas.
En el Partido Acción Nacional (PAN), son las fuerzas que comanda el gobernador Marco Adame Castillo, por un lado, y el senador Adrián Rivera Pérez las que van por el control de las candidaturas hacia la justa presidencial del año venidero.
¿Quiénes llevan ventaja?, se entiende que por ser quien ejerce el mandato constitucional como jefe de estado y que por lo tanto ha podido apoyar a buena parte de las estructuras partidistas, es Adame el de mayores posibilidades, pero el otro presume hasta de compadrazgo con el presidente de la república, Felipe Calderón Hinojosa.
En lo que se refiere al Partido Revolucionario Institucional (PRI), es oposición en Morelos desde el 2000 y las dos fuerzas más poderosas son la que encabeza el actual líder del CDE, Amado Orihuela Trejo, ante las huestes muy menguadas de los ex dirigentes partidistas Maricela Sánchez Cortés y Guillermo del Valle Reyes.
Del lado tricolor se da por hecho que es Amado y sus aliados los que llevarán mano en la partida del pastel, pero los poblanos intentarán vender cara su derrota y seguramente habrá conflicto; de eso no tenemos duda.
En lo relacionado al Partido de la Revolución Democrática (PRD), el asunto tampoco está fácil. El propio ascenso de Jesús Ortega Martínez como dirigente del CEN luego de las elecciones del 2006, representó una ruptura casi sin remedio, porque sus alianzas con los panistas muestran que hubo negociación con la presidencia de la república y los verdaderos izquierdosos no están dispuestos a ser escalón del panismo
Esto se reproduce en Morelos y van a un pleito sin remedio los pro panistas de Jesús Ortega y los demás que ya hacen un frente común en torno a la figura de Andrés Manuel López Obrador que, se antoja, será la que avance más.
Éste es más o menos el escenario actual en Morelos, ¿quiénes llevan ventaja?, con base en la elección del 2009, los priistas, pero cada jornada electoral es distinta, no hay nada escrito. Dependerá mucho de los candidatos. Eso es real.