En nuestra entidad, a quienes nos tocó vivir el proceso electoral del 6 de julio de 1988, recordamos cómo la figura de Cuahtémoc Cardenas Solórzano como aspirante a la primera magistratura de la nación por parte del Frente Democrático Nacional (FDN), estimuló el sufragio a favor de todas aquellas planillas identificadas con ese movimiento, a tal grado, que seguimos considerando que fue el ganador de la contienda, aunque la posición se la quedó Carlos Salinas de Gortari.
Ese fenómeno se repitió en las elecciones del 2000, cuando el Partido Acción Nacional sacó de Los Pinos y de Palacio Nacional a los priistas, pero lo volvimos a presenciar ya recientemente, en el 2006, con el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador en calidad de abanderado del Partido de la Revolución Democrática.
Su figura posibilitó que a nivel país, el perredismo volviera a crecer tanto o más que en 1988 y esto nos lleva al fondo del tema que hoy queremos analizar, del liderazgo de quien encabece la fórmula a la Presidencia de la República, ya sea del PRI, PAN o PRD dependerá el éxito de la elección.
Bueno, en lo que corresponde a Morelos, todos los análisis coinciden en que una candidatura presidencial fuerte necesariamente influirá casi de manera determinante en quien pueda ganar el Gobierno del estado, de ahí que exista tanta inquietud por los politólogos y los políticos en querer saber por dónde vienen las cosas desde el nivel federal, en el caso de panistas, perredistas o priistas, que finalmente son los partidos con competencia real por los espacios de relevancia.
Claro, si a un buen candidato propio por la primera magistratura de la nación agregamos una fórmula atractiva en el caso de nuestro estado, por la búsqueda de la gubernatura, se estará abonando en la victoria, eso ocurrió por ejemplo con el PAN en el 2000, con Sergio Estrada Cajigal como el candidato a gobernador.
Casi estamos en condiciones de anticipar que por el lado de los amarillos, sólo hay dos figuras con estatura y formación para aspirar a la Presidencia, ellos son Marcelo Ebrard o Andrés Manuel, que iría por su segunda vez, pues ya lo hizo en el 2006. No obstante también apreciamos que difícilmente llegarán con la fuerza en que lo hicieron hace cinco años.
Del equipo tricolor, se da por hecho que el ''bueno'' será el mandatario del Estado de México, Enrique Peña Nieto, los priistas ven en él al mejor prospecto, bueno consideran que ganarían prácticamente carro completo como en los mejores años del viejo régimen, porque efectivamente el mandatario mexiquense ha dado muestras de tener gran carisma y simpatía popular, a grado tal, que su influencia es factor de triunfo de sus fórmulas en otros estados.
Pero para preocupación de los priistas, nada es un hecho hasta que se consume, porque hay otros contendientes al interior de ese partido, como el senador Manlio Favio Beltrones o la ya casi ex lideresa nacional Beatriz Paredes, que velan armas con la esperanza que algo inusitado ocurra en el proceso de elección de candidato presidencial y la suerte se ponga de su lado.
Donde seguimos viendo indefiniciones, no obstante la ''pasarela'' que ya desde el Gobierno Federal se ha empezado a dar, es en el equipo de los azules, a meses de que se abra el trabajo pre electoral para elegir los cuadros de competencia y en especial los más trascendentes, se aprecian indefiniciones.
Van a tener que hacer un gran esfuerzo, en particular de unidad, si quieren ser competitivos y no verse en desventaja desde el principio, no obstante, la controversia interna está latente, particularmente de aquellas corrientes de partido que siguen obedeciendo los intereses del ex mandatario Vicente Fox Quesada, con un Manuel Espino Barrientos a la cabeza y pegando con todo cada vez que las condiciones se le presentan.
Claro, reiteramos, tampoco priistas y perredistas viven momentos de definitiva unidad, pero por lo menos tienen mejores cuadros de competencia ya tratando de arrancar la carrera presidencial.
Y como decíamos, cada uno de los tres partidos en Morelos tendrá que hacer lo mejor que pueda por encontrar un candidato al gobierno estatal, a modo, los más acelerados, pero ya muy vistos y desgastados, son los senadores, del PAN, Adrián Rivera Pérez y el perredista Graco Ramírez Garrido. A decir verdad, no abonarían mucho a favor de su respectivo candidato presidencial en caso de que fueran candidatos. Los priistas aún no dan señales claras por donde puede ir la cosa.