Por esa imposibilidad, es que seguimos siendo un pueblo grande, adolecemos de muchas cosas, sobre todo en lo que tiene que ver con la vialidad que cada vez es más deficiente para el crecimiento poblacional y el padrón vehicular que circula por sus calles y avenidas.
Sin embargo, es aún más penoso observar a grupos que por intereses políticos y económicos se opongan a la realización de acciones que, a pesar de las molestias que puedan causar temporalmente, van encaminadas a transformar la ciudad.
Tenemos entendido que la segunda parte de la reestructuración de la avenida Morelos, a partir de la glorieta de Las Palmas hacia el centro, ha quedado por ahora suspendida debido a la resistencia de un reducido número de transportistas que azuzados por fuerzas políticas y personajes de negros antecedentes, pidieron la cancelación de esa inversión.
Es verdaderamente lamentable lo que nos viene ocurriendo; sin embargo, también es corresponsabilidad de los cuernavacenses que permiten este tipo de actitudes contrarias al bien común.
Y cuando hablamos de políticos que estuvieron detrás, nos referimos a Javier López Sánchez que ha vuelto a las andadas reinstalándose como asesor de la fracción panista en el Congreso local, al senador y aspirante a gobierno estatal Adrián Rivera Pérez, sólo por citar algunos, porque el abanico es mucho más amplio.
Alfonso Sandoval Camuñas, que en paz descanse, trabajó sobre muchas vertientes, una de ellas la del embellecimiento que ahora secunda Manuel Martínez Garrigós.
Fuera de él no ha habido nada y ahora que se pretende dar continuidad a la mejora urbana, aparecen grupúsculos financiados por aquellos que ven en el trabajo de la comuna un obstáculo para sus ambiciones futuristas. La población deberá tomar en consideración estas posiciones para cobrarles la factura en su oportunidad.
CONFLICTOS SIN SOLUCIÓN
Por otra parte, en la recta final del sexenio la administración pública estatal pareciera mostrar algunos puntos débiles; los problemas se acumulan y las quejas pueden multiplicarse en adelante.
Hay dos o tres casos añejos que siguen esperando acciones de la autoridad. Uno de éstos es el conflicto de los maestros jubilados; algo que irá en aumento si no se toman las decisiones correspondientes para que se les haga justicia en lo que corresponde a un juicio legal ganado por ellos, referente a un pago de prestaciones no cubiertas.
El conflicto del transporte parece eterno. El director general del ramo, Francisco Alva Meraz, resultó incapaz para resolver una serie de problemas en la prestación de dicho servicio y los mandos superiores tampoco abonan mucho en la solución de los mismos. Las cosas continúan bastante enredadas y lo mejor es que el señor director cuelgue los guantes para que alguien con más voluntad ocupe su lugar.
Y ahí subsiste el asunto del movimiento antorchista en Alpuyeca. Desde diversas oficinas de gobierno se les continúa apoyando discretamente; ya les instalaron el alumbrado público, les facilitaron maestros para dar clases a los menores a pesar de que los pobladores del lugar demandan su salida inmediata.
Éste es un punto que podría incluirse en la denuncia de juicio político que los priistas preparan en contra del gobernador Marco Adame.
Pero el jefe del Poder Ejecutivo debería revisar el funcionamiento de muchos de sus colaboradores, porque hay quienes no le están dando resultados y contribuyen a la descomposición de fin de gobierno.
Ello abonará en la complicación de un escenario que está por entrar a un nivel de confrontación entre fuerzas políticas contrarias que luchan por abrirse paso hacia las elecciones presidenciales y estatales del 2012. Hay saldos pendientes de resolver que molestan a amplios sectores sociales.